Radiografía de la salud mental en España: un año de espera para recibir atención especializada

Según recoge un informe de la Confederación Salud Mental España, la pandemia ha afectado especialmente a dos grandes grupos: los sanitarios y aquellos con patologías previas

Salud mental (Foto: Freepik)
21 agosto 2023 | 17:45 h

La salud mental todavía sigue viviendo los estragos de una pandemia, la Covid-19, que ha supuesto un problema de salud, económico y social que ha afectado a todos los ámbitos y con ello a la estabilidad emocional de las personas. Actualmente, como recoge el informe La situación de la Salud Mental en España publicado este año por la Confederación Salud Mental España, los problemas mentales siguen en auge con una mayor incidencia de depresión y ansiedad, y un alto consumo de psicofármacos.

El 44,9% de la población afronta la situación actual con preocupación, un sentimiento que está más presente en las personas adultas mayores de 55 años. Sin embargo, son las de 18 a 24 años las que se encuentran más ansiosas y deprimidas. Los problemas socioeconómicos, laborales y de salud son las principales causas de los problemas de salud mental de estas personas. 

Algunas personas mayores que viven solas sufren depresión y soledad; los adolescentes, ansiedad, rebeldía e intentos autolíticos; la gente joven, trastornos adaptativos y ansiedad, y las personas de 50 años, fobia social

Los más expuestos han sido aquellos profesionales de primera línea de batalla contra un virus especialmente transmisible, virulento y desconocido en un inicio. El personal sanitario, como se ha dejado de manifiesto a lo largo de estos tres últimos años, ha sentido que la pandemia impactaba gravemente en su salud mental, se ha sentido abandonados ante la falta de inversión en Primaria, la sobrecarga y los retrasos acumulados en todas las especialidades.

Durante la pandemia la reducción de las consultas en psiquiatría y psicología por el difícil acceso a la atención que tuvieron los pacientes se tradujo en un menor número de casos notificados de problema de salud mental. Sin embargo, lejos de una interpretación de que no hubo, por tanto, un empeoramiento de la salud mental, en los años posteriores los casos se han incrementado.

Como confirma el estudio, las personas mayores que viven solas y sufren depresión y soledad; los adolescentes, ansiedad, rebeldía e intentos autolíticos; la gente joven con trastornos adaptativos y ansiedad; las personas de 50 años con fobia social y el perfil sanitario protagonizaron las consultas psicológicas y psiquiátricas tras la pandemia.

Tras la pandemia se vive con incertidumbre sobre el futuro, grandes niveles de autoexigencia, soledad, apatía y angustia

El momento postpandemia ha supuesto para muchas personas el momento de tomar conciencia del impacto que la experiencia Covid-19 ha tenido sobre su salud mental. Algunas, tras la desconexión con la que interpretaron la pandemia, les cuesta volver a la realidad; otras, debido al estrés vivido, reciben todas las noticias alarmantes que ha seguido a la pandemia (guerra de Ucrania, subida de precios, crisis económica) con ansiedad. También se vive con incertidumbre sobre el futuro, grandes niveles de autoexigencia, soledad, apatía y angustia.

ABORDAJES

La actitud ante la salud mental ha cambiado. Cada vez se habla más de depresión o ansiedad, TOC o TCA, lo que está ayudando a las personas a pedir ayuda profesional. Es cierto que no es la realidad que perciben los pacientes con trastornos mentales graves como puede ser una psicosis o un trastorno bipolar, pero el avance hecho en salud mental está siendo cada vez mayor. Sin embargo, esto no se está traduciendo en un mejor abordaje. La falta de profesionales y de recursos sigue presente lo que incide directamente en la atención de los pacientes.

Actualmente la lista de espera para la primera visita en un centro o unidad de Salud Mental llega a ser de doce meses

Como recoge el informe, actualmente la lista de espera para la primera visita en un centro o unidad de Salud Mental llega a ser de doce meses. Un paciente, de hecho, señala que antes su psiquiatra le veía cada tres meses y solo podía contactar con él en momentos concretos, “pero de ahí he pasado a citas cada siete meses y ante una urgencia al médico de cabecera o a urgencias”. Lo mismo pasa con los psicólogos, con citas cada dos-tres meses e incluso con profesional rotativo, por lo que los pacientes se ven obligados a tener que contar lo mismo y no presenciar ningún avance.

Para evitar la cronificación de la enfermedad, los profesionales de Atención Primaria acogen a aquellas personas que tienen que esperar a recibir la atención pública y no se pueden permitir la privada, y, a falta de psicólogos para iniciar una terapia psicológica, los médicos prescriben psicofármacos para ayudar a los pacientes. España es el país con mayor tasa del consumo de benzodiacepinas, se estima que un 18,9% consume actualmente algún psicofármaco, siendo los ansiolíticos (61,9%) y los antidepresivos (47,2%) los más comunes.

Con todo, el informe señala que el 60,7% de la población autoevalúa su salud mental como buena o muy buena, pero coinciden en que la salud mental social ha empeorado y que es necesario mejorar la atención profesional. Una situación para la que se precisan medidas políticas que no terminan de ser suficientes.

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