La reproducción asistida cada vez tiene más peso en la natalidad en España. Los centros de fertilidad cuentan con banco de óvulos, de espermatozoides y de embriones con las que dar respuesta al deseo de tener hijos de madres solteras o parejas que no pueden tenerlos de forma tradicional. En nuestro país el semen se congela bien para utilizarse posteriormente, para investigación o para donación, Y cuando el dueño ya no utiliza estos espermas y no tiene orden ningunas, el centro de conservación lo descongela y deja así que se destruya.
Sin embargo, en el caso de los óvulos y de los embriones este último paso no se da, ya que la Ley de reproducción humana asistida consideró que los óvulos son como los embriones y no se pueden eliminar si no hay orden expresa por parte del dueño original. En general, y como establece la Ley sobre Reproducción Humana Asistida 14/2006 del 26 de mayo, las opciones de destino de embriones sobrantes son criopreservarlos para el propio uso;donar a otras parejas con un fin reproductivo, para lo que tienen que cumplir con unos requisitos; donarlo para la investigación; mantenerlos conservados en los tanques de nitrógeno líquido de manera indefinida, para lo que tienen que pagar de manera anual, o destruir los embriones, algo solo posible de escoger cuando la mujer haya llegado al final de su vida reproductiva, es decir, haya comenzado su proceso menopáusico, certificado médicamente por dos especialistas médicos distintos y ajenos a la clínica de fertilidad
El 17% de los embriones conservados en España están destinados a la investigación, el 18% a la destrucción y solo el 5% de los embriones de los bancos son para donación o embrioadopción
El 17% de los embriones conservados en España están destinados a la investigación, el 18% a la destrucción y solo el 5% de los embriones de los bancos son para donación o embrioadopción por el que un cigoto con una carga genética de otras personas pasa a la mujer receptora. Es una práctica que da respuesta a las parejas en las que los dos son incapaces de ser padres con sus propios ovocitos y espermatozoide.
En el caso en el que las parejas quieren donarlas a otras pero no cumplen los requisitos estos embriones se consideran abandonados. Durante el tiempo los requisitos han ido cambiando, actualmente son los mismos que una donación de gametos (óvulos y espermatozoides): las mujeres deben tener menos de 36 años y los varones menos de 50, y no deben de tener ninguna enfermedad infecciosa, genética ni hereditaria. “El problema es que ahora también piden que se realicen las pruebas de las enfermedades también cuando se pasa de solo para uso privado a donarlo, y muchas parejas no cumplimentan este paso porque lo desconocen, con lo que sus embriones no son válidos”, explica por teléfono la Dra. Rocío Núñez Calonge.
Además, son abandonados o sin destino cuando no hay proyectos de investigación disponibles, dejan de pagar el mantenimiento de la conservación y se desentienden de sus embriones o están ilocalizables. De esta forma el banco se queda con unos cigotos con los que no se sabe qué hacer, congelados de forma indefinida. En España existirían unos 80 mil embriones “abandonados”. Así lo ha reflejado un estudio liderado por la doctora en Biología y experta en Reproducción Asistida y Bioética, Rocío Núñez Calonge, perteneciente al Grupo de Ética y Buena Práctica Clínica de la Sociedad Española de Fertilidad (SEF), el 12% de los 668.082 embriones conservados no tienen un destino, según datos de un 29% de los centros de conservación de España.
Conocer la cifra “muy elevada y que va creciendo” de los embriones sin destino “forzará a la administración a tomar una decisión con ellos”
Cifra que apoya una investigación anterior realizada en mayo y agosto de 2020 por el Instituto Valenciano de Infertilidad, que señalaba que de las 2.898 cartas que habían enviado los centros para conocer la decisión de la pareja sobre sus embriones, el 60,13% de los pacientes españoles y el 59,3% los pacientes internacionales no las respondieron.
¿CUÁL SERÍA LA SOLUCIÓN?
Según explica la Dra. Núñez Calonge a Consalud.es, conocer la cifra “muy elevada y que va creciendo” de los embriones sin destino “forzará a la administración a tomar una decisión con ellos”. Ya que no existe una nueva ley, protocolos o planes que determinan lo que hacer con estos embriones, actualmente la incertidumbre de los centros es importante.
“Algo que proponemos desde el Grupo de Ética y Buena Práctica Clínica es que se pudieran utilizar para investigación o formación, ya que descongelarlo es más complicado y requiere de análisis ético”, indica la Dra. Núñez. Sobre la ética, recuerda que los óvulos tienen el mismo tratamiento según la ley que los embriones, en vez que lo de los espermatozoides, y posiblemente si se pudieran destruir permitirían almacenar más y no sería necesario tener que congelar embriones que luego se abandonan.
“También sería importante que se facilitaran a los centros los datos del destino de los embriones con los que cuentan lo que facilitaría la gestión y poder buscar una salida”. Con todo, por el momento no se tiene planteada un cambio legislativo del tratamiento de los gametos y embriones mientras la necesidad de reproducción asistida sigue aumentando por el retraso de la edad de la maternidad.