Según la FEAADAH (Federación Española de Asociaciones de Ayuda al Déficit de Atención e Hiperactividad) el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención) es un trastorno que aparece debido a una producción insuficiente de los neurotransmisores dopamina y noradrenalina.
Los neurotransmisores son sustancias químicas cuyo objetivo es producir una correcta comunicación entre las neuronas. Para que esto se lleve a cabo, debe existir una cantidad adecuada de dopamina y noradrenalina. En el niño con TDAH la producción de estos dos neurotransmisores es irregular.
Este déficit de dopamina y noradrenalina genera problemas en los circuitos reguladores de varias zonas del cerebro: el córtex prefrontal, el cuerpo calloso y los ganglios basales.
Este tiene tres síntomas principales, que son la falta de atención, hiperactividad e impulsividad. Estos síntomas pueden manifestarse de diferente manera en cada paciente y de forma independiente. Esto afectará en el perfil sintomatológico de los afectados ya que variará en función de los síntomas predominantes que tenga cada uno.
Los estudios realizados sugieren que no existe una única causa que provoque el TDAH
Estos síntomas se presentan antes de los 12 años, a una edad temprana, con una intensidad y frecuencia superior a la normal para la edad y la etapa de desarrollo del niño. El especialista deberá evaluar que estos síntomas no son causados por otro problema médico como un tóxico u otro problema psiquiátrico.
Los estudios realizados sugieren que no existe una única causa que provoque el TDAH; éste se origina, más bien, en respuesta a muchas causas que se dan a la vez en el niño que lo desarrolla. Pueden ser tanto factores biológicos como psicosociales.
Los factores biológicos están relacionados con la genética, algunos de ellos son tener bajo peso al nacer, que la madre durante el embarazo beba o fume o que los padres hayan sufrido TDAH son un 75% de las probabilidades de padecer este trastorno.
Los factores psicosociales son varios: ambientes de pobreza, malnutrición, exclusión social, problemas familiares o violencia doméstica contribuyen al desarrollo de este trastorno. El medio escolar también influye ya que puede provocar un deterioro en la conducta del niño y un mayor fracaso escolar.