El Sistema Nacional de Salud (SNS) en España está basado en los principios de universalidad, acceso libre, equidad y solidaridad financiera. Su financiación proviene principalmente de los impuestos generales.
Las 17 consejerías autonómicas de salud tienen competencia directa en materia de planificación estratégica y operativa a escala de comunidad autónoma, asignación de recursos, adquisición y prestación de servicios, a menudo con la asistencia de agencias especializadas como la Red de Agencias para la Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Prestaciones.
La planificación y regulación nacionales corresponden al Ministerio de Sanidad y el principal organismo de coordinación es el Consejo Interterritorial del SNS, que incluye al ministro de Sanidad y a los consejeros autonómicos competentes en la materia de sanitaria de las comunidades autónomas.
A grandes rasgos, esta es la fotografía que retrata el esqueleto del SNS. Una estructura básica que necesitamos conocer para avanzar en los retos que se van a plantear a lo largo de estas líneas y que tienen por objetivo plantear los desafíos que nuestro país tiene en materia sanitaria en comparación con la Unión Europea.
Los datos son extraídos del último informe sobre el perfil sanitario de España elaborado por la OCEDE y el European Observatory on Health Systems and Policies. El punto de partida de este análisis son las reformas acometidas por el sistema de salud a lo largo de la última década. Estas se han visto influidas por una serie de medidas que respondían a las necesidades y limitaciones marcadas por la crisis económica en el marco del programa de estabilidad de la Unión Europea.
Introducidas a principios de la década de 2010, estas reformas han cambiado la gobernanza del SNS, especialmente en lo referente a la centralización de su gasto, y han redefinido el copago por parte de los pacientes de medicamentos así como de otras prestaciones adicionales.
El derecho a la cobertura sanitaria se restringió en 2012 y quedó asociado a la situación legal y laboral de las personas. Pero un Real Decreto de julio de 2018 restableció la universalidad del SNS.
GASTO SANITARIO, ASIGNATURA PENDIENTE
Avanzando en los datos vemos que el primer reto que tiene nuestro SNS frente a la Unión Europea se centra en el gasto sanitario. En 2017 el gasto sanitario per cápita (ajustado en función de las diferencias en el poder adquisitivo) era de 2.371 euros, un 15% por debajo de la media europea que ascendió a los 2.884 euros.
El gasto público representaba el 71% de todo el gasto sanitario en 2017, por debajo de la media de la Unión Europea que era del 79%
El gasto sanitario ascendía al 8,9% del PIB. Un dato que también se situaba por debajo del reportado por la media europea del 9,8%.
El gasto público representaba el 71% de todo el gasto sanitario en 2017, por debajo de la media de la Unión Europea que era del 79%. El porcentaje de gasto público en Sanidad descendió tras la crisis económica de 2009 como consecuencia de las medidas de reducción de costes y el aumento de los copagos de los medicamentos. Ha comenzado a incrementarse de nuevo en los últimos años aunque se mantiene por debajo del nivel anterior a la crisis.
¿DÉFICIT DE ENFERMERAS?
El informe señala que, a pesar de que el número de médicos en España por cada 1.000 habitantes es ligeramente superior a la media de la Unión Europea (3,9 frente a 3,6 en 2017), el porcentaje de enfermeras se sitúa muy por debajo de la media reportada por nuestros vecinos europeos: 5,7 por cada 1.000 habitantes frente a 8,5. Una diferencia que puede encontrar su origen en que, en el caso de España, el número de enfermeros no incluye a los auxiliares de enfermería.
Entre los motivos que se indican aparecen además el aumento de los contratos temporales y a tiempo parcial que se traducen en un incremento de la rotación del personal. En el conjunto del SNS, el 30% de los empleados tenía un contrato temporal en 2017.
LOS RETOS DE LA CRONICIDAD Y LA VACUNACIÓN
España se posiciona como el país de la Unión Europea con mayor esperanza de vida al nacer: 83,4 años frente a los 80,9 años de media reportados en la Unión Europea. Un dato se une inevitablemente al aumento constante de las enfermedades crónicas en nuestro país. Vivimos más que el resto de países de la Unión Europea con más enfermedades.
Un escenario en el que la Atención Primaria se erige como fundamental. A pesar de esto el porcentaje de inversión asignado a la Atención Primaria se ha estancado en los últimos años por lo que en abril de 2019 se adoptó un nuevo Marco Estratégico para la Atención Primaria y Comunitaria.
Uno de los aspectos en los que el SNS puede mejorar frente a la Unión Europea es la cobertura de vacunación entre los niños y las personas mayores. A pesar de que la cobertura de vacunación contra el sarampión entre los niños se encuentra por encima del 95% recomendado por la OMS, la cobertura contra la difteria, el tétanos y la tos ferina, así como contra la hepatitis B, se encontraba por debajo de dicho umbral en 2018.
La cobertura contra la difteria, el tétanos y la tos ferina, así como contra la hepatitis B, se encontraba por debajo de dicho umbral en 2018
Si ponemos el foco en las personas mayores, a pesar de que en 2017 el 56% de los mayores de 65 años estaba vacunado contra la gripe (por encima de la media europea), la tasa de vacunación contra la gripe ha descendido en casi 10 puntos a lo largo de la última década lo que nos aleja notablemente de las recomendaciones efectuadas por la OMS.
Como consecuencia de la crisis económica la proporción de los pagos directos en el gasto sanitario aumentó del 20% en 2009 al 25% en 2014, ya que se incrementó la participación de los beneficiarios en el coste de los medicamentos y otros servicios. Dicha participación disminuyó ligeramente al 24% en 2017 pero sigue siendo bastante superior a la media de la Unión Europea que se sitúa en el 16%.
Los pagos directos se concentran especialmente en los medicamentos ya que están menos cubiertos, y en la atención dental que no está cubierta.
Estas son los principales retos que recoge el citado informe al inicio de estas líneas para nuestro SNS frente a los datos promedio reportados por el conjunto de la Unión Europea en el análisis de unas estructuras similares. Muchos de ellos han sido recogidos en 2017 por lo que las cifras, actualmente, pueden presentar variaciones pero, a grandes rasgos, estos son los puntos que desde Europa se sugiere que nuestro sistema sanitario debe reforzar y continuar mejorando.