Según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), cada año se diagnostican unos 1.000 casos de cáncer en menores de 14 años en España. En 2021, los menores de 19 años tenían entre menos de 0,1% y 0,2% de probabilidades de desarrollar algún tumor. Si en el caso de un adulto un diagnóstico de cáncer es una dura noticia que se complementa con miedo y caos la vida del paciente y su familia, en los niños la situación es incluso más dolorosa. “Una enfermedad en la familia siempre viene como a desorganizar la situación y generar una cierta crisis. Es un momento de mucha ansiedad y de mucho desconcierto”, cuenta a Consalud.esLoris Nacif, psicooncóloga de Asociación Infantil Oncológica de Madrid (Asion).
Comienza entonces los momentos de hospitalización, de recibir el tratamiento, de reducir la asistencia al colegio, la vida social, de cambios físicos, de malestar, dolor y miedo. De contar a un niño que tiene cáncer, de ver cómo va evolucionando la enfermedad y cómo se responde al tratamiento, y en algunos casos de prepararse para el peor desenlace. Y todo ese proceso, inesperado, se ha de afrontar.
En este contexto, el acompañamiento emocional resulta clave para superar un proceso como esto. “Qué se van a encontrar, que es lo que necesitan, el diagnostico, cómo será el tratamiento… al principio es como una montaña rusa. Emocionalmente hay subidas y bajadas y es un poco difícil para la familia en general”.
"Si tu logras que un niño se adapte, que entienda lo que está sucediendo y que tome un rol activo, es mejor"
La realidad es que la palabra "cáncer" siempre tiene muchos miedos asociados: cómo decirle a los niños que lo tienen; el ver a su hijo sufrir, el dolor… son las típicas situaciones complicaciones que no todos los padres saben afrontar. Es más, a veces asocian la palabra “cáncer” con “muerte”, y en parte por los mitos relacionados que se fundaron en el pasado. Pero, los tratamientos ahora son muy diferentes a lo que eran antes.
Tal y como explica la psicóloga, los padres tienen miedo a que les pase algo a su hijo. Sin embargo, pasar por este proceso resulta más sencillo si los adultos consiguen reflejar en sus hijos tranquilidad y normalidad. “Es cierto que los niños consiguen adaptarse bastante bien y también está influenciado por cómo los padres se van adaptando. Si tu logras que un niño se adapte, que entienda lo que está sucediendo y que tome un rol activo es mejor”.
"Por eso, lo ideal es hacer una red de apoyo donde con todo el equipo de salud y nosotros mismos para ayudarlos a encontrar su caminito dentro de esto y que puedan irse adaptando mejor a la enfermedad. Es importante ir dando información. Que los médicos hablen abiertamente y cuenten como está sucediendo hace que los miedos vayan disminuyendo", asegura la psicóloga. A nivel global los padres suelen decir “no vamos a poder”, pero al final "todos pueden con esto", pase el desenlace que pase
"A nivel global los padres suelen decir "no vamos a poder", pero al final todos pueden con esto, pase el desenlace que pase"
Cuando un niño llega al hospital, para él es un lugar extraño lleno de personas que no conocen, que muchas veces les hacen procedimientos que son dolorosos e incómodos. Los más pequeños, no saben reaccionar a esto ya que apenas tienen herramientas para sobrellevarlo y además se suelen sentir desubicados. Por eso, los padres resultan claves para aliviar estos momentos. “Nosotros siempre intentamos primero hablar con los papás de todas sus emociones y saber qué es lo que necesitan para que ellos puedan sentirse más fuertes y les damos herramientas para darle esta información al niño según la edad y la fase que están viviendo. Todo esto hace que se vaya generando un poco más de control”.
Para todo esto, las profesionales les darán a los familiares recursos para adaptarse al contexto hospitalario, a las pruebas, las esperas, pero también a la información. Es un trabajo progresivo, que se va adaptando a cada intervención o situación que se vaya dando. Es más, es fundamental que tanto niños como adultos tengan un apoyo en todas las etapas del cáncer, desde el diagnóstico a la supervivencia, o al duelo de los familiares.