Los primeros pasos del Gobierno de coalición entre PSOE y Sumar han desvelado una importante apuesta por el abordaje de la salud mental como una de las prioridades en salud pública de la legislatura. De esta manera, el Partido Socialista inició la pasada semana la tramitación de una proposición no de ley (PNL) dirigida a debatir en el Congreso de los Diputados la creación de un Pacto de Estado por la Salud Mental. Una iniciativa que venía ya recogida en el acuerdo de gobierno rubricado entre las formaciones de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz.
Igualmente, la propia ministra de Sanidad, Mónica García, ha mostrado recientemente su implicación por alcanzar una estrategia nacional para dar respuesta a las necesidades en la mejora de la salud mental, tratándose de un asunto que “no es solo un imperativo individual, sino también es un imperativo social y económico". En esta línea, la responsable de Sanidad remarcaba que el abordaje debe ser multidisciplinar e ir encaminado también a dar respuesta a todos los condicionantes socio-económicos que afectan a en las patologías emocionales de los ciudadanos.
Entre estas reivindicaciones se encuentra la necesidad de “aumentar las plazas de formación sanitaria especializada en Psicología (PIR), así como mejorar las precarias condiciones laborales del colectivo"
En esta línea, la portavoz de la Sociedad Madrileña de Psicología Clínica y residente de último año en el Hospital Puerta de Hierro, Dra. Ángela Menéndez, ha atendido a ConSalud.es y se muestra de acuerdo con la percepción de que la estrategia a tomar no pasa únicamente por una cuestión de más recursos en salud mental, sino también por “proporcionar más recursos en general; pues muchas veces nos podemos encontrar con personas que nos son derivadas con cuadros de ansiedad, y cómo no vas a tener esa ansiedad si van a embargar su casa o está sin trabajo y tienes hijos a tu cargo, etc”.
No en vano, un reciente informe de la OCDE ha venido a remarcar la relación directa entre el nivel de renta de las personas y su salud mental; probando que estas problemáticas afectan de una manera mucho más singular a las personas con menores ingresos. A pesar de lo cual, la vocal de los psicólogos madrileños llama a la ministra a centrarse prioritariamente en las necesidades sanitarias “que sí están en su mano”. Entre estas reivindicaciones se encuentra la necesidad de “aumentar las plazas de formación sanitaria especializada en Psicología (PIR), así como mejorar las precarias condiciones laborales del colectivo y de sus espacios de trabajo”.
Por todo ello, en el marco de las peticiones a Mónica García surge la demanda de una planificaciónde las necesidades a medio y largo plazo de los especialistas en Psicología Clínica, así como de perfiles en Psiquiatría y Enfermería de Salud Mental. “Hace falta que el Ministerio convoque anualmente más plazas PIR, pero también que haya más efectivos de Psicología Clínica en las plantillas una vez finalizada la formación”, apunta. Por tanto, desde el colectivo madrileño apuntan a adecuar el número de profesionales a la creciente demanda de los pacientes.
Se trata de la especialidad médica con “la peor ratio” de plazas por aspirante entre todos los exámenes de sanitarios
La actual realidad que viven los psicólogos clínicos dificulta el seguimiento continuado de los pacientes, dada la tardanza y largas esperas que han de afrontar. Una circunstancia especialmente preocupante en personas aquejadas de problemas de índole emocional. “Ahora mismo las agendas de los profesionales que trabajamos en salud mental no permiten hacer una adecuada psicoterapia, sino meramente intervenciones puntuales”, alerta la doctora, que asegura que en nuestro país “existen listas de espera para ver a un psicólogo de hasta un año”.
De la misma manera, en relación con la disponibilidad de plazas PIR, “es verdad que en los últimos años han aumentado un poco, pero no de manera suficiente”. Prueba de ello, se trata de la especialidad médica con “la peor ratio” de plazas por aspirante entre todos los exámenes de sanitarios. “Cuando yo accedí al puesto había una plaza por cada 30 o 32 aspirantes a la misma”, relata. Cifras que apenas han mejorado durante los últimos años a pesar del creciente esfuerzo anunciado por los responsables sanitarios de nuestro país para ampliar los efectivos dedicados a salud mental.
Muchos otros psicólogos clínicos “mejor formados” y con “mayores garantías” se ven obligados a ejercer en la sanidad privada
Un último asunto que ha despertado recientemente el malestar del colectivo de psicólogos clínicos es la contratación de profesionales sin la especialidad. Una irregularidad que esperan pueda subsanarse durante la presente legislatura sanitaria. “Se trata de una cuestión puramente económica. Los servicios de salud pueden tener a una persona que termina la carrera y se financia de su propio bolsillo un máster privado; no costando ningún dinero a nuestra sanidad”. Sin embargo, por otro lado, este máster habilitante tiene una duración de dos años, respecto a los cuatro de la residencia.
A la postre, cuando estos psicólogos clínicos que han tomado la vía del curso habilitante entran a formar parte del sistema público de salud para cubrir las carencias de personal, “no se les paga como especialistas, dado que han tenido una menor formación en relación con otros compañeros”. Toda una paradoja, teniendo en cuenta que muchos otros psicólogos clínicos “mejor formados” y con “mayores garantías” se ven obligados a ejercer en la sanidad privada, concluye la portavoz de la Sociedad Madrileña de Psicología Clínica.