La prevención del cáncer de cuello uterino es determinante para evitar llegar a padecer una enfermedad que afecta a miles de personas en todo el mundo, y que supone una de las principales causas de muerte en mujeres en países en vías de desarrollo. Esto se debe, mayoritariamente, a la falta de acceso a la detección precoz y a una peor educación sexual y hábitos sexuales en la población.
Por ello, cada 26 de marzo se conmemora el Día Mundial de Prevención del Cáncer de Cuello Uterino, una jornada destinada a la concienciación sobre la importancia de la prevención y detección temprana de la patología. Entre las principales acciones que ayudan a prevenir este tipo de cáncer, la vacunación contra el Virus del Papiloma Humano (VPH), los exámenes de detección periódicos y la promoción de estilos de vida saludables son fundamentales. Además, para reducir la carga de esta enfermedad, la educación y el acceso equitativo a servicios de salud son también clave.
Dr. Fernández Moya: “La vacunación profiláctica contra el VPH y el cribado y tratamiento de las lesiones precancerosas resultan muy eficaces para prevenir el cáncer de cuello uterino”
“La vacunación profiláctica contra el VPH y el cribado y tratamiento de las lesiones precancerosas resultan muy eficaces para prevenir el cáncer de cuello uterino”, afirma el doctor José María Fernández Moya, ginecólogo del Hospital Universitario La Luz. “Las técnicas de diagnóstico precoz redundan también en una menor mortalidad. Como dato, más del 85% de las muertes por cáncer de cérvix se producen en países en vías de desarrollo. En España es la causa de aproximadamente 600 a 700 fallecimientos anuales”, añade por su parte la doctora Sara Cristina González, del servicio de Oncología Médica del Hospital Universitario La Luz.
Si la enfermedad se detecta en sus etapas iniciales, aún se puede curar. El problema es que lo habitual es que no produzca síntomas y, de hacerlo, estos se reducen a sangrados vaginales irregulares, frecuentemente tras las relaciones sexuales, así como dolor en la región pélvica durante y posteriormente a las mismas. Esto hace que pueda pasar desapercibida.
Afortunadamente, en la actualidad está ya identificado el responsable de casi la totalidad de los casos: el virus del papiloma humano (VPH), “para el cual ya disponemos de una vacuna efectiva que también desde hace más de una década ya se encuentra incluida en el calendario vacunal para niñas y, recientemente, se ha ampliado a los niños, cubriendo así el espectro completo de población pediátrica, ya que aunque las mujeres padecen la enfermedad y pueden desarrollar la peor de sus consecuencias, los hombres también lo transmiten y contribuyen a la aparición de nuevos casos”, aclara la oncóloga.
El VPH cuenta con 200 variantes distintas, de las cuales en torno a 15 son las consideradas como de alto riesgo por su potencial oncogénico, es decir, de producir cáncer. Además, no se trata solo de cáncer de cuello uterino, sino que también está relacionado con tumores orales o faríngeos, de vulva, de vagina, de pene y de región anal.
Dra. Sara Cristina González: "El VPH se transmite exclusivamente por vía sexual y el inicio de las relaciones sexuales a edad temprana o las múltiples parejas sexuales aumenta el riesgo propio de padecerlo"
“De estos 15 genotipos, son el 16 y el 18 los causantes de hasta el 70% de los diagnósticos. Se transmite exclusivamente por vía sexual y el inicio de las relaciones sexuales a edad temprana o las múltiples parejas sexuales aumenta el riesgo propio de padecerlo y también de transmitírselo a la pareja (quien no necesariamente debe tener una larga historia de parejas sexuales para poder contraerlo). Por eso entre los métodos de prevención encontramos, además de la vacuna, que es fundamental, los anticonceptivos de barrera como el preservativo”, asevera la Dra. Sara Cristina González.
De acuerdo con la experta, antes de producir células malignas en el cuello uterino, el virus induce a una alteración celular conocida como displasia. Esto es lo que se busca en una citología cervical, el método de detección precoz más extendido y que debe repetirse cada uno o tres años en mujeres de 25 a 65 años.
“La citología cervicovaginal y la prueba de detección del virus del papiloma humano (VPH) son los métodos de cribado más extendidos actualmente en el mundo y es una prueba que todas las mujeres deben incluir en sus calendarios de salud, puesto que detecta el problema en una etapa en la que existe solución”, sostiene la doctora. “Se suele realizar en los centros de salud, en la consulta de matrona o bien en la consulta de ginecología con el médico especialista”, concluye el doctor Fernández Moya.