La adolescencia es una etapa crucial en el desarrollo de los jóvenes. En ella se producen significativos cambios físicos, emocionales y sociales. Desde hace más de dos décadas los datos de obesidad de población adolescente en España suponen un serio problema de salud y un importante reto de salud pública. Las comidas irregulares, el consumo de bebidas azucaradas y la baja ingesta de frutas y verduras caracterizan la dieta de este grupo de la población.
Según los datos recogidos en el "Estudio cualitativo sobre las percepciones en alimentación, prácticas alimentarias y hábitos de vida saludables en población adolescente", realizado en escolares de 12 a 14 años, de primero y segundo de Educación Secundaria Obligatoria, de cuatro Institutos de Educación Secundaria (IES), la mayoría del alumnado suele elegir sus alimentos en base a su apariencia y sabor, independientemente de si los consideraban saludables.
UN 40,6% DE LA POBLACIÓN INFANTIL TIENE SOBREPESO
Durante estos últimos años son muchos los estudios realizados al respecto y que ponen de manifiesto que la obesidad es un grave problema, especialmente en población de 6 a 9 años, con un 17,3 % con obesidad y un 40,6 % con exceso de peso, en 2019. Una de las muchas barreras a la hora de abordar este problema por parte de los expertos es la percepción de la familia de la situación ponderal de sus hijos. Según el Estudio Aladino, del Ministerio de Consumo, un 88,6 % de las familias de los niños clasificados con sobrepeso y el 42,7% de los progenitores de escolares con obesidad piensan que sus hijos tienen una situación ponderal adecuada.
Respecto a la población adolescente, el estudio 'Health Behaviour in School-aged Children (HBSC)' dirigido a conocer tanto los estilos de vida y la salud de los adolescentes de 11 a 18 años, cabe reseñar que el 17,5 %, mayor en chicos (20,5 %) que en chicas (14,4 %), tiene exceso de peso.
¿QUÉ FACTORES INFLUYEN EN LAS PRÁCTICAS ALIMENTARIAS DE LOS JÓVENES?
“La familia es el factor más influyente, principalmente en las chicas, seguido de la influencia que conceden a los profesionales (de la salud, actividad física…), sobre todo en los institutos de rentas más altas; también en estos centros se destaca la influencia de los medios de comunicación y del propio instituto”, aseguran desde el Ministerio. Por otro lado, en los institutos de menor renta se observa que en los hábitos alimentarios predominan alimentos procesados por circunstancias como rentas bajas, menor información o falta de tiempo.
“Al final los comentarios son los que llevan a problemas alimenticios"
En el estudio se recopilaron algunas citas en relación con hábitos y percepciones, y muchas de ellas establecen una estrecha relación entre alimentación y salud mental. “Al final los comentarios son los que llevan a problemas alimenticios, porque si estás todo el día escuchando cosas o si le comento a mi madre que una prenda ya no me queda y ella me responde que adelgace unos kilitos para que me vuelva a quedar bien... Eso, a mí, no me hace gracia”. Otra perspectiva muy relevante tiene que ver con las tecnologías digitales, puesto que destaca la importancia de las redes sociales para este grupo poblacional, el impacto que los "influencers" ejercen en sus vidas y la consideración de que los móviles cumplen una función necesaria en sus vidas.
DIFERENCIAS ENTRE LA POBLACIÓN FEMENINA Y MASCULINA
Además, es destacable que el estudio pone de manifiesto la existencia de aspectos diferenciales entre la población adolescente masculina y femenina. Por parte de las chicas se ha observado como resulta un tema “sensible” la relación entre la imagen corporal la autoestima, y la alimentación, lo que parecía incitarles ansiedad y nerviosismo frente a la respuesta de los chicos, quienes tenían una mayor predisposición a tomar la palabra, parecían más relajados y utilizaban el humor y las bromas como facilitadores del debate. Por ello, desde el Ministerio califican de “imprescindible” la incorporación de la perspectiva de género en las estrategias de prevención y promoción de hábitos saludables.
PERSPECTIVA DE FUTURO
“Parece que la pandemia de la COVID-19 ha incluso empeorado las cifras”, aseguran desde el Ministerio de Consumo. La obesidad y las prácticas alimenticias en jóvenes requieren de un abordaje multifactorial y multidisciplinar para promover un entorno alimentario más saludable, reforzando el conocimiento y poder de decisión de los ciudadanos para lograr un cambio de hábitos de consumo. En este sentido, por su importancia debemos destacar las siguientes medidas como el control de la calidad nutricional de los menús en colegios, el plan de colaboración para la mejora de la composición de los alimentos y bebidas de 2020, la promoción de los hábitos saludables de alimentación o la difusión de la necesidad de práctica de actividad física.
Sin embargo, las medidas gubernamentales no pueden solucionar este problema sin la participación de las familias, pues como se ha visto, tienen un papel fundamental en promoción de hábitos saludables, a pesar de que también existen factores externos que afectan al fomento de una alimentación saludable, como la percepción de las familias de la situación ponderal de sus hijos, el precio de los alimentos, o la falta de tiempo. Para concluir, desde el Ministerio recuerdan que las redes sociales se posicionan como uno de los canales más influyentes para la población adolescente, por lo que es recomendable incorporar estos canales de comunicación en las estrategias orientadas a la promoción de prácticas saludables.