Desde hace años, en el mundo del fitness y la nutrición, se ha extendido el mito de que es necesario comer pequeñas raciones con mayor frecuencia para mantener un metabolismo activo. Sin embargo, en este artículo te explicamos por qué comer 6 veces al día no es necesario ni bueno.
Muchos creen que comer más frecuentemente mantiene el metabolismo alto, controla el hambre y asegura una mejor absorción de nutrientes. Aunque este enfoque puede funcionar para algunas personas, no es una regla universal ni necesariamente la más saludable para todos.
Distribuir la ingesta de proteínas en tantas comidas pequeñas no es necesario para mantener o ganar masa muscular
La cantidad de proteína que se puede asimilar por comida es muy superior a lo que la gente que aboga por comer 6 veces al día piensa. Nuestro cuerpo puede procesar y utilizar una mayor cantidad de proteínas en una sola comida, al contrario de lo que se pensaba anteriormente. Por lo tanto, distribuir la ingesta de proteínas en tantas comidas pequeñas no es necesario para mantener o ganar masa muscular.
Desventajas de comer 6 veces al día
Uno de los mitos nutricionales más extendidos es que hay que comer seis comidas pequeñas al día para perder peso. De hecho, las investigaciones demuestran que comer seis comidas al día tiene sus desventajas, como el aumento de peso y un peor funcionamiento metabólico.
"Las investigaciones demuestran que comer seis comidas al día tiene sus desventajas, como el aumento de peso y un peor funcionamiento metabólico"
La teoría que sustenta la recomendación de seis comidas al día es que cuando comemos, aumentamos ligeramente nuestra tasa metabólica al incrementar el efecto térmico de los alimentos, es decir, las calorías quemadas cuando el cuerpo procesa una comida. Sin embargo, la cantidad adicional de calorías quemadas es mínima. Los estudios muestran que las comidas frecuentes tienen otros inconvenientes metabólicos y conductuales que las convierten en una mala opción para controlar el peso.
Comer con frecuencia estimula el hambre
En primer lugar, aunque tendría sentido que las comidas frecuentes ayudaran a reducir el hambre, las investigaciones muestran que este no es el caso. Los estudios muestran que no hay una diferencia significativa entre comer tres o seis comidas en términos de índices de hambre. Además, hay cierta evidencia de que una mayor frecuencia de comidas puede, de hecho, aumentar el hambre, especialmente en personas obesas. Comer con mucha frecuencia altera el ritmo circadiano (el reloj biológico interno), lo que produce niveles alterados de hormonas involucradas en el hambre y la saciedad.
"Hay cierta evidencia de que una mayor frecuencia de comidas puede, de hecho, aumentar el hambre, especialmente en personas obesas"
Otro inconveniente de una mayor frecuencia de comidas es que las personas son sorprendentemente malas en el control de las porciones. Tienden a subestimar significativamente la cantidad de calorías que ingieren en una comida. Las encuestas muestran que incluso cuando las personas cuentan activamente las calorías, subestiman la ingesta en un promedio del 47 por ciento. Esto significa que por cada oportunidad de comer, tienes la posibilidad de sobrepasar las necesidades calóricas y subestimar la cantidad que comes. Al reducir tus “oportunidades de comer”, tienes menos posibilidades de comer en exceso, lo que dará sus frutos en términos de control de peso o pérdida de grasa.
Dale a tu intestino la oportunidad de descansar
También existen beneficios sorprendentes al limitar la frecuencia de las comidas a tres o menos al día. Menos comidas le dan a tu cuerpo la oportunidad de descansar. El tracto gastrointestinal tiene la oportunidad de descansar, lo cual es importante para algo llamado “motilidad intestinal”. La motilidad intestinal ocurre una vez que finaliza la digestión y los músculos del tracto gastrointestinal se estiran y contraen, lo que permite que los alimentos avancen a través de los intestinos y, al mismo tiempo, garantiza la absorción de nutrientes.
Una frecuencia de comidas elevada puede ser perjudicial para órganos metabólicos como el hígado y el páncreas
Una frecuencia de comidas elevada también tiene desventajas para la salud metabólica. Cuando se ingieren comidas frecuentes, el nivel de azúcar en sangre y la insulina se mantienen elevados, lo que nunca permite que el cuerpo entre en modo de quema de grasas. También se experimenta una reducción de las enzimas quemagrasas, lo que perjudica la flexibilidad metabólica o la capacidad de utilizar tanto la glucosa como la grasa para obtener energía. Esto puede tener el efecto secundario de estimular el hambre cada vez que los niveles de glucosa bajan, lo que lleva a una mayor ingesta total de calorías.
Una frecuencia de comidas elevada puede ser perjudicial para órganos metabólicos como el hígado y el páncreas. Ambos desempeñan un papel fundamental en la capacidad del cuerpo para quemar grasas y glucosa, y las comidas frecuentes pueden perjudicar su funcionamiento y provocar la acumulación de grasa en el hígado.
En conclusión, comer pequeñas cantidades de comida de manera frecuente es algo que puede no irle bien a todo el mundo, cada persona es diferente y su cuerpo también. Personalizar los horarios de las comidas es una herramienta importante que puede permitirte minimizar el hambre y maximizar la nutrición para una mejor salud metabólica y una composición corporal óptima.