El humo de los incendios forestales puede causar efectos negativos en la salud de quienes lo respiran. Las sustancias que desprenden provocan más riesgo de mortalidad y morbilidad, junto a complicaciones en problemas cardiacos y respiratorios. Ahora, un estudio publicado en la revista 'Nature' ha confirmado que más de 2.000 millones de personas se exponen a este riesgo, cifra que ha aumentado un 6,8% en los últimos diez años.
La investigación destaca la gravedad y la magnitud de la contaminación atmosférica provocada por los incendios, su creciente impacto en la población mundial y el consiguiente aumento del riesgo para la salud pública.
El estudio, liderado por científicos australianos, estimó la contaminación atmosférica diaria global de todos los incendios desde 2000 hasta 2019, descubriendo que 2.180 millones de personas estuvieron expuestas al menos un día de contaminación atmosférica por incendios de paisaje sustancial en cada año, con cada persona en el mundo teniendo un promedio de 9,9 días de exposición por año, un aumento del 2,1% en la última década.
También se constató que los niveles de exposición en los países de renta baja eran aproximadamente cuatro veces superiores a los de los países de renta alta.
El estudio también analizó el ozono generado por incendios en el paisaje mundial, un importante contaminante relacionado con los incendios que sólo se ha calculado para Estados Unidos
Dirigido por los profesores Yuming Guo y Shanshan Li, de la Facultad de Salud de la Población y Medicina Preventiva de la Universidad de Monash, el estudio también descubrió que los niveles de exposición a las PM2,5 eran especialmente altos en África Central, el Sudeste Asiático, Sudamérica y Siberia. También analizó el ozono generado por incendios en el paisaje mundial, un importante contaminante relacionado con los incendios que sólo se ha calculado para Estados Unidos.
En el estudio, los incendios paisajísticos se refieren a cualquier incendio que arda en paisajes naturales y culturales, por ejemplo, bosques naturales y plantados, arbustos, pastos, tierras agrícolas y zonas periurbanas, incluidos tanto los incendios planificados o controlados (por ejemplo, quemas prescritas, incendios agrícolas) como los incendios forestales (definidos como incendios no controlados o no planificados que arden en la vegetación silvestre).
La reciente contaminación provocada por los incendios forestales de Canadá, que propagaron el humo por toda Norteamérica, puso de relieve el aumento de la gravedad y la frecuencia de los incendios paisajísticos debido al cambio climático
La evaluación exhaustiva de la exposición de la población mundial a las PM2,5 y el ozono generados por incendios durante el periodo 2000-2019 se calculó utilizando un enfoque de aprendizaje automático con datos procedentes de modelos de transporte químico, estaciones de vigilancia terrestre y datos meteorológicos reticulares.
La reciente contaminación provocada por los incendios forestales de Canadá, que propagaron el humo por toda Norteamérica, puso de relieve el aumento de la gravedad y la frecuencia de los incendios paisajísticos debido al cambio climático.
Según el profesor Guo, hasta la fecha ningún estudio ha analizado el efecto a largo plazo de este aumento de los incendios paisajísticos en todo el mundo, y los incendios forestales suelen afectar a zonas remotas donde hay pocas o ninguna estación de control de la calidad del aire. Además, en muchos países de renta baja no hay estaciones de control de la calidad del aire ni siquiera en las zonas urbanas.
"La exposición a la contaminación atmosférica causada por el humo de los incendios paisajísticos que se desplaza cientos y a veces miles de kilómetros puede afectar a poblaciones mucho mayores y provocar riesgos mucho mayores para la salud pública", explica.
"La cartografía y el seguimiento de la exposición de la población a la contaminación atmosférica provocada por los incendios paisajísticos son esenciales para vigilar y gestionar sus efectos sobre la salud, aplicar medidas de prevención e intervenciones específicas y reforzar los argumentos a favor de la mitigación del cambio climático", concluye.