Durante el verano, exponerse a las altas temperaturas conlleva, en ocasiones, agotamiento por calor, sarpullido, insolación o deshidratación. Pero si a esto le sumas que la diabetes, las consecuencias podrían ser mucho más graves, y es que las personas que sufren diabetes son más vulnerables al calor, pues tienen tendencia a la deshidratación y a los golpes de calor, ya que el control biológico de los mecanismos de adaptación a temperaturas extremas está alterado.
Así lo ha explicado el Dr. Igor Romaniouk, nefrólogo del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre, "esto se debe a que los mecanismos de contrarregulación son más lentos y pueden experimentar fácilmente una mayor sensación de calor, una deshidratación inmediata y un aumento en su glucosa, así como deterioro de la función renal por falta de líquido o volumen".
Es importante tomar en cuenta las recomendaciones de los especialistas para evitar posibles complicaciones en la salud del paciente. "Como los pacientes con diabetes tienen mayor dificultad para contrarrestar el calor de su cuerpo, son más propensos a la deshidratación, por lo que el cuerpo pierde una gran cantidad de líquido, lo cual ocasiona múltiples fallos. En las personas diabéticas puede provocar hiperglucemia, es decir, un aumento de la concentración de glucosa en sangre, así como en algunas veces precipitar un fallo renal, que podría derivar en enfermedad renal crónica", comenta el profesional.
Durante el verano, exponerse a las altas temperaturas conlleva, en ocasiones, agotamiento por calor, sarpullido, insolación o deshidratación
Asimismo, para el Dr. Romaniouk, "la hiperglucemia puede presentar signos y síntomas de aumento de la sed, visión borrosa, fatiga, dolor de cabeza y, en casos más graves, desorientación, náuseas, vómitos, piel caliente y enrojecida, respiración y pulso acelerado y fuerte, fiebre mayor de 40 grados incluso convulsiones o alucinaciones".
Además, los pacientes diabéticos pueden presentar algunas complicaciones asociadas a neuropatías y a problemas en la dilatación de los vasos sanguíneos. "Un riesgo que se agrava si el paciente es mayor con algún tipo de afectación renal", añade el profesional.
"Por otra parte, algunas complicaciones de la diabetes, como el daño a los vasos sanguíneos y los nervios, pueden afectar las glándulas sudoríparas, impidiendo que el cuerpo se enfríe de manera efectiva. Esto puede causar un golpe de calor", comenta el nefrólogo del Hospital Vithas Valencia 9 de Octubre.
La insulina es un fármaco sensible al calor que puede perder su eficacia si la temperatura a la que se encuentra es muy elevada
La insulina es un fármaco sensible al calor que puede perder su eficacia si la temperatura a la que se encuentra es muy elevada. "Hay que evitar depositar la insulina en estancias con altas temperaturas como en el interior de un coche durante varias horas bajo el sol o en una ventana", afirma el doctor.
Es importante, aparte de llevar una dieta equilibrada y tomar los medicamentos adecuados, la actividad física en las personas con diabetes, ya que el ejercicio reduce el riesgo cardiovascular, el sobrepeso, favorece el control glucémico y previene y combate el desarrollo de sarcopenia.
"Deben aprovechar las horas de menos calor para caminar o nadar. Es fundamental beber mucho líquido; sobre todo, es clave en diabéticos mayores de 60 o 70 años, ya que el centro cerebral de la sed a veces se ve afectado y la persona puede no sentir la necesidad de beber agua en ningún momento", concluye el Dr. Romaniouk.