Un grupo de investigadores de la Sociedad Americana del Cáncer y de la Escuela de Salud Pública de Harvard han publicado un estudio que ha demostrado que las mujeres que pierden peso a partir de los 50 años reportan un menor riesgo de padecer cáncer de mama que aquellas mujeres cuyo peso no varía en esta etapa de su vida.
Diferentes estudios han demostrado en los últimos años que un alto índice de masa corporal (IMC) se presenta como un factor de riesgo a la hora de poder padecer cáncer de mama posmenopáusico. Pero hasta ahora no se había determinado la evidencia científica adecuada a través de la que poder establecer si se trataba de un riesgo reversible al perder una gran cantidad de peso.
El estudio ha contado con la participación de 180.855 mujeres con edades superiores a los 50 años. Estas han formado la muestra de un total de 10 estudios prospectivos. El peso de estas mujeres ha sido evaluado tres veces en la última década. La primera vez en el momento de su inscripción en el estudio, la segunda cinco años después, y la tercera cuatro años más tarde. A estas mujeres se les ha efectuado un seguimiento medio de 8,3 años para detectar cáncer de mama.
Los resultados han mostrado que las mujeres con una pérdida de peso sostenida reportaban un menor riesgo de padecer cáncer de mama que aquellas mujeres cuyo peso se había mantenido estable. El estudio indica que, cuanto mayor ha sido la cantidad de peso perdido, menor era el riesgo.
Los resultados han mostrado que las mujeres con una pérdida de peso sostenida reportaban un menor riesgo de padecer cáncer de mama que aquellas mujeres cuyo peso se había mantenido estable
De esta forma aquellas participantes que adelgazaron entre 2 y 4,5 kg. tuvieron un 13% menos de riesgo de desarrollar el tumor. Las que redujeron su peso entre 4,5 y 9 kg. disminuyeron el riesgo de padecer cáncer de mama en un 16%. El porcentaje se incrementó hasta el 26% en el caso de aquellas mujeres que adelgazaron más de 9 kg.
Lauren Teras, autora principal del estudio destaca sobre estos resultados que “sugieren que incluso una cantidad modesta de pérdida de peso está asociada con un menor riesgo de padecer cáncer de mama para las mujeres mayores de 50 años”.
Hay que destacar que el estudio se centra en la asociación entre la pérdida de peso y un menor riesgo de padecer cáncer de mama. Pero no ha probado la existencia de una prueba causa-efecto, tal y como ha explicado la doctora Stephanie Bernik, jefa de Cirugía de Seno en el Hospital Mount Sinai West de Nueva York.
“Las personas que pierden peso generalmente hacen otras cosas como aumentar la actividad física y hábitos alimentarios más saludables. Motivos por los que podrían ser las modificaciones en sus estilos de vida lo que haya reducido el riesgo de padecer cáncer de mama”, añade la doctora.
En este sentido Bernik ha recalcado que “se sabe que las células grasas producen factores inflamatorios que se cree que contribuyen a un entorno que permite que el cáncer se desarrolle y se extienda. Este estudio se suma al conjunto de evidencias que respaldan que un estilo de vida saludable puede contribuir a reducir el riesgo de padecer cáncer”.