El porcentaje de población no invitada a participar en los cribados de cáncer colorrectal en 2020 osciló entre el 30% y el 90% debido a la Covid-19. En el caso del cáncer de mama, esta cifra fue de entre el 18% y el 60%, según los datos preliminares extraídos del primer borrador del informe del Ministerio de Sanidad sobre la situación de los programas de cribado durante la pandemia. Aunque el porcentaje varía entre Comunidades Autónomas, lo cierto es que la pandemia ha afectado notablemente a los programas de cribado. Estos datos y las consecuencias de esta paralización han sido debatidas esta mañana en la jornada virtual, “COVID19 y los programas poblacionales de cribado de cáncer: efecto de la suspensión temporal, recuperación del retraso y de la actividad habitual”, organizada por el Grupo de Trabajo de Cribado de la Sociedad Española de Epidemiología (SEE).
En este encuentro virtual, al que se han inscrito más de 600 participantes, se ha hablado de cuestiones como las estrategias a seguir para la reanudación de los cribados, la recomendación de participar cuando se reciba la invitación, las desigualdades en el acceso a estas pruebas, o el papel del Cancer Global Modelling Consortium, entre otras. En este grupo experto, participan profesionales, países e instituciones, y está desarrollando modelosmatemáticos de simulación con el objetivo de valorar el impacto de la pandemia a corto, medio y largo plazo. El consorcio estudia aspectos como la mortalidad, la incidencia y la supervivencia al cáncer en distintos escenarios de recuperación de los cribados y rapidez en el diagnóstico. Su objetivo es asesorar en la toma de decisiones para el control del cáncer, tanto durante como después de la crisis sanitaria.
La pandemia tendrá efectos negativos sobre los beneficios de los cribados
En la jornada también se ha analizado, a través de la evidencia publicada, el impacto de la Covid-19 en los cribados de cáncer de mama y cáncer colorrectal. De acuerdo con los expertos, la pandemia tendrá efectos negativos sobre los beneficios de los cribados, moderados si la disrupción de los programas es moderada, aunque pueden mitigarse sentando una base sólida sobre la que articular la reanudación y seguimiento de los programas de cribado. Con todo, la interrupción de estas pruebas supondrá un impacto en cuanto se detectarán cánceres en estadios avanzados y, por tanto, se prevé un aumento de la mortalidad, que se va incrementando cuanto más dura la interrupción y cuanto más disminuye la participación de la población en los cribados.
Los diagnósticos del cáncer de cérvix también se han visto afectados por la paralización de los cribados durante los meses más crudos de la pandemia, dado que se han realizado menos detecciones precoces y por tanto se espera un aumento significativo de cánceres avanzados.
DESIGUALDADES ENTRE REGIONES DE UN MISMO PAÍS
Asimismo, durante la conferencia se han señalado la desigualdad en la implantación de los programas de cribado en Europa y España. Los datos expuestos muestran que, en 2016, los cribados de cáncer de mama habían llegado a toda la población diana de España, no así los de cáncer colorrectal y cérvix. Estas diferencias no solo se dan a nivel europeo, ya que la cobertura de los cribados también es muy dispar entre comunidades autónomas. Datos del 2017 indican que la cobertura del cribado del cáncer colorrectal varía entre CCAA entre un 99,5% y un 10%.
Por otro lado, se han mostrado también resultados preliminares sobre la reducción, en periodo de pandemia, del porcentaje de personas que habiendo sido invitadas a participar en los programas de cribado no han acudido a su cita, alertando de un posible aumento de las desigualdades sociales en el acceso al cribado ya existentes.
Fomentar la participación y la responsabilidad individual, claves para reducir el impacto de la Covid-19 en el cribado de cáncer
En este sentido, los expertos instan a asegurar la equidad en el cribado del cáncer mediante diseños poblacionales que den acceso a toda la población diana. Para ello, también es necesario evaluar el impacto de las estrategias de adaptación a la pandemia y profundizar en las barreras a la participación, especialmente de los colectivos socialmente más vulnerables.
Por último, han apelado a la responsabilidad individual de los ciudadanos ante la pandemia. Pese a que la incidencia acumulada ha descendido y las restricciones han comenzado a relajarse, conviene no bajar la guardia. Una nueva ola de Covid-19 volvería a poner en jaque al sistema sanitario al aumentar la presión asistencial, lo que podría generar un retroceso en la recuperación de los programas de cribado y la desatención de otras patologías crónicas.
La jornada de la SEE ha estado moderado por la directora del Centro Nacional de Epidemiología, Marina Pollán, y en ella han participado Isabel Portillo, Coordinadora del Cribado de Cáncer Colorrectal en el País Vasco en Osakidetza, investigadora del Instituto Biocruces y coordinadora del Grupo de Trabajo de Cribado de la Sociedad Española de Epidemiología; Josep A Espinàs, Coordinador de la Oficina de Cribado Cáncer de Catalunya; Silvia de Sanjosé, epidemióloga y presidenta del Grupo Colaborativo Multidisciplinar para el Seguimiento Científico de la COVID-19 (GCMSC); y Ana Molina, Responsable del Área de Investigación en Cáncer y Salud Pública de la Fundación FISABIO, Comunitat Valenciana.