Poco a poco la salud mental comienza a dejar de ser un tema tabú y a estar presente en el día a día, en la opinión pública e incluso en la política. Pese a ello, la atención que requieren los trastornos y enfermedades mentales sigue siendo deficitaria, como denuncian las asociaciones de pacientes con motivo del Día Mundial de la Salud Mental, 10 de octubre.
Antes de la Covid-19 la atención sanitaria en salud mental en España era a veces insuficiente para los pacientes. Ahora con el aumento de casos debido a la pandemia, que ha supuesto un agravamiento de las patologías ya existentes en salud mental y la aparición de nuevos casos principalmente de ansiedad y depresión, la atención sanitaria se ve colapsada.
La baja prevalencia de profesionales de Psicología y Psiquiatría en España, que sería un mínimo de 30% menor que la media existente en Europa, tiene una incidencia directa en la atención sanitaria y los tiempos de espera para las consultas. En la sanidad pública los tiempos de espera para la primera cita pueden ser de 2 o 3 meses en Psicología y hasta de un año en Psiquiatría. Después, el tiempo entre consultas puede ser de 1 a 4 meses, cuando lo recomendable es que los pacientes tengan una consulta cada quince días, incluso menos en fases tempranas del tratamiento.
La Confederación Salud Mental España reclama “el desarrollo de medidas que mejoren el acceso igualitario a la atención a la salud mental y, en el largo plazo, políticas de carácter estructural que cambien el funcionamiento del sistema actual, para garantizar realmente los derechos humanos y que no ponga en peligro la salud, y con ello, la salud mental de las personas”
Esto supone un retraso en el diagnóstico y en el tratamiento psicoterapeuta que incide directamente en el pronóstico de las diferentes enfermedades. Si no se atienden de la forma correcta patologías como la depresión se puede cronificar o el control de enfermedades como la esquizofrenia ser peor lo que llevará a un mayor tratamiento farmacológico y no tanto a enseñar cómo afrontar lo que ocurre para evitarlo o poder diferenciarlo.
Eso lleva a que los que puedan permitírselo acudan a consultas privadas, que absorbe parte del colapso existente en la Sanidad Pública. Lo que produce una desigualdad económica y de acceso a las terapias, que denuncian desde la Federación de Salud Mental de Madrid.
A la falta de inversión en atención en salud mental se suma el estigma existente que recorta derechos laborales y agrava las desigualdades sociales. “La tasa de empleo de las personas con problemas de salud mental es del 16,9%. La baja inserción laboral del colectivo de personas con problemas de salud mental debido al estigma y los prejuicios, es una de las principales barreras para su integración social”, explica la Federación en nota de prensa. Además, eso dificulta a su vez al acceso sanitario, principalmente si hablamos del privado ante el colapso del público.
Entra las reclamaciones de la Confederación Salud Mental España se encuentra “el desarrollo de medidas que mejoren el acceso igualitario a la atención a la salud mental y, en el largo plazo, de políticas de carácter estructural que cambien el funcionamiento del sistema actual, para garantizar realmente los derechos humanos y que no ponga en peligro la salud, y con ello, la salud mental de las personas”, según explicaron en un acto celebrado el pasado 7 de octubre con motivo del Día Mundial de la Salud Mental.
Según las asociaciones, una buena atención sanitaria y una eliminación del estigma y la invisibilidad de la salud mental, que provoca el aislamiento de los pacientes, llevaría a que muchas de las enfermedades se curaran o se trataran de forma efectiva, y se reducirían cifras como los 3.000 suicidios al año que hay en España, que suponen 10 suicidios al día.