El Hígado Graso Asociado a Disfunción Metabólica (MAFLD, por sus siglas en inglés) es una patología que está en aumento en los últimos años. Su forma más avanzada, la esteatohepatitis no alcohólica o NASH, afecta en todo el mundo a más de 115 millones de personas. Sin embargo, todavía es una patología muy desconocida entre la población general y por eso desde el 2018 se pretende aumentar su visibilidad y avisar sobre sus consecuencias a través del Día Internacional de NASH, que se celebra el 12 de junio.
Una de las principales implicaciones de la MAFLD cuando presenta una fibrosis significativa es que esta patología se asocia con un mayor desarrollo de otras patologías. “De esta forma, los datos demuestran que al cabo de cinco años hay un 14% más de pacientes con esta enfermedad que han desarrollado diabetes y un 17% hipertensión”, comenta el Dr. José Altamirano, hepatólogo y facultativo del Servicio de Medicina Interna del Hospital Quirónsalud Barcelona.
“Es de especial importancia la vigilancia de estos pacientes y su detección precoz”
Así mismo, si estas personas tienen además obesidad, la incidencia anual de desarrollo de diabetes e hipertensión es de aproximadamente de 7 casos por cada 100 personas al año. “Por eso es de especial importancia la vigilancia de estos pacientes y su detección precoz, que nos ayude a evitar que se agrave su condición con la adición de estas comorbilidades, que harán más complejo y difícil su manejo”, explica el Dr. Altamirano, quien recuerda también que la MAFLD afecta aproximadamente a un 30% de la población de Cataluña.
CAMBIO DE NOMENCLATURA Y DE DIAGNÓSTICO
Hasta hace poco esta enfermedad se definía por "lo que no era". No era una patología asociada al consumo del alcohol y era descartando otras patologías cómo se diagnosticaba, lo que motivaba su retraso durante mucho tiempo con las implicaciones para la salud del paciente derivadas de esto.
“El disponer de un diagnóstico precoz es fundamental para empezar cuanto antes con medidas que eviten su progresión, y sobre todo intensificar el seguimiento. No se puede obviar que los pacientes que empiezan a fibrosar o presentar progresión de su enfermedad tienen más riesgo de desarrollar eventos cardiovasculares y más riesgo de desarrollar complicaciones a largo plazo, como cirrosis hepática y hepatocarcinoma, por lo que es necesario tenerlos mucho más vigilados”, añadió el Dr. Altamirano.
“En este sentido, nuestro hospital está realizando un estudio de investigación multicéntrico para la evaluación integral del riesgo cardiovascular que pueden tener agregado los pacientes con MAFLD mediante técnicas no invasivas de diagnóstico”, continúa el doctor.
Lanueva definición de la patología es integral y simple
Un panel de 22 expertos acaban de publicar en la European Association for the Study of the Liver un artículo en el que se propone el cambio de nomenclatura y empezar a denominar a la enfermedad como Hígado Graso Asociado a Disfunción Metabólica o MAFLD en lugar de Hígado Graso No Alcohólico, así como toda una serie de criterios positivos para su diagnóstico, lo que supone un giro completo en la forma de abordar la enfermedad en sus primeros compases.
La nueva definición de la patología es integral y simple, independiente de otras enfermedades hepáticas. Los criterios para su diagnóstico se basan en la evidencia de esteatosis hepática y la presencia de fibrosis en el hígado. Esto puede hacerse bien mediante evidencia histológica con una biopsia, mediante técnicas de imagen o a través de biomarcadores sanguíneos que indiquen la acumulación de grasa en el hígado.
“En este sentido, para la detección de esteatosis la ecografía se señala como la modalidad de diagnóstico de primera línea más utilizada, siendo por tanto la que se recomienda. Así, la medición del parámetro de atenuación controlada usando la elastografía transitoria controlada por vibración o FibroScan es la que más se realiza en la práctica clínica, dado que, además de la esteatosis, evalúa la fibrosis en el hígado con un alto grado de fiabilidad. Así lo hacemos también desde la puesta en marcha hace un año y medio en nuestro hospital de esta tecnología, que nos ha permitido atender ya a más de 700 pacientes”, comenta el Dr. José Altamirano.
Además, señalan los expertos del panel que para el diagnóstico de la MAFLD será necesaria la presencia de al menos uno de tres criterios: obesidad o sobrepeso, diabetes mellitus tipo 2 o evidencia de desregulación metabólica. “Hasta ahora se definía esta patología como la presencia de esteatosis en más de un 5% de los hepatocitos en ausencia de un consumo significativo o reciente de alcohol y otras causas conocidas de enfermedad hepática. Con estos nuevos criterios será posible el diagnóstico independientemente del consumo de alcohol u otras enfermedades hepáticas concomitantes”, explica el Dr. Altamirano.