Un estudio del Hospital Universitario General de Vilalba concluye que los pacientes con fibromialgia desarrollan una peor respuesta a los tratamientos por infiltración del dolor lumbar crónico. Dicho estudio lo ha liderado el Dr. Félix Tomé Bermejo, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital Universitario General de Villalba, junto al resto de especialistas del centro y en colaboración con la Fundación Jiménez Díaz.
La investigación se ha presentado en el 38º Congreso Nacional de la Sociedad Española de la Columna Vertebral (GEER) que está teniendo lugar estos días en Málaga. Allí se han expuesto las conclusiones del estudio, que demuestran que los pacientes con fibromialgia que se someten a infiltración presentan una reducción menor de la intensidad del dolor, mayor limitación funcional y discapacidad y menor satisfacción con respecto a quienes no la sufren.
Se estima que el 80% de la población sufre, al menos, un episodio de dolor lumbar a lo largo de su vida. Constituyen el segundo motivo de las visitas a Atención Primaria
El estudio incluyó una muestra de 253 pacientes con y sin fibromialgia para comparar la eficacia del tratamiento con infiltración esteroidea epidural, guiada por fluoroscopia, con el objetivo de valorar el alivio del dolor y la discapacidad asociada. Tan sólo cuatro de cada diez pacientes con fibromialgia volverían a someterse al tratamiento, un porcentaje muy escaso en comparación con el 94%de los pacientes sin fibromialgia que sí desearía someterse de nuevo al mismo tratamiento.
Con estos resultados, los investigadores señalan la necesidad de valorar bien la indicación de procedimientos invasivos en este tipo de pacientes, “teniendo en cuenta la peor respuesta que podrían presentar”. Además, proponen optar por tratamientos específicos para la fibromialgia antes de recurrir a las infiltraciones.
DOLOR LUMBAR CRÓNICO, FRECUENTE A PARTIR DE LOS 40
El dolor lumbar crónico es el término por el que se conoce el dolor de espalda persistente, molestia que nace en la zona lumbar baja. Su aparición suele darse a partir de los 40 años por la degeneración de los discos intervertebrales y las articulaciones posteriores y representa la principal causa de absentismo laboral y de consulta en los servicios de Cirugía Ortopédica y Traumatología. De hecho, se estima que el 80% de la población sufre, al menos, un episodio de dolor lumbar a lo largo de su vida, y, por ello, constituyen el segundo motivo de las visitas a Atención Primaria.
Los tratamientos conservadores para aliviar esta patología incluyen medidas de higiene postural, pérdida de peso, utilización de fajas y corsés, ejercicios para estabilizar la columna lumbar, masajes y fuentes de calor, antiinflamatorios tanto no esteroideos como corticoesteroides, así como analgésicos y relajantes musculares en los periodos de reagudización del dolor. Sin embargo, cuando el tratamiento conservador no es efectivo, se recurre a la infiltración.