Pacientes con cáncer reclaman su ‘derecho al olvido’: “Somos unos incomprendidos”

Dos pacientes con cáncer cuentan a ConSalud.es las dificultades que tienen para acceder a un puesto de trabajo, contratar un seguro de vida o firmar una hipoteca. Ambos reclaman normas que les protejan.

Fernando López Maíllo, paciente superviviente de un linfoma (Foto: Gepac)
29 julio 2022 | 00:00 h

Cada día, un paciente con cáncer tiene que superar una doblehostilidad: la personal, que le hace enfrentarse a invasivos tratamientos, y la social, que por el hecho de contar con una enfermedad grave le empuja a una discriminación que le impiden acceder a un puesto de trabajo, a productos financieros o a seguros de salud en las mismas condiciones que el resto de la población.

Precisamente, la UniónEuropea quiere poner freno a este tipo de situaciones, regulando el más conocido ‘derecho al olvido’ para aquellos europeos supervivientes con antecedente de cáncer. Recientemente, la Comisión ha publicado un informe en el que se revela que España es, junto a Islandia y Malta, uno de los tres únicos países europeos que no tienen una legislación específica sobre este asunto.

La UE apunta que España es uno de los pocos países europeos que no cuentan con una regulación específica para supervivientes de cáncer

Sin embargo, la realidad de las personas que actualmente padecen un cáncer es, por momentos, dramática. ConSalud.esha hablado con dos de estos pacientes, quienes lamentan que en nuestro país no exista una ley que les proteja a la hora de trabajar atendiendo a sus condiciones físicas, de contratar un seguro de vida o de firmar una hipoteca a precios razonables.

“CUANDO ME DIAGNOSTICARON, SE FUE TODO AL GARETE”

InmaEscriche, de 51 años, fue diagnosticada de cáncer de pulmón hace 5 años y medio. Al teléfono cuenta que va “mejorando”, a pesar de que en el momento de la llamada se encuentra hospitalizada tras haber recaído. “Estoy en tratamiento, me temo que me queda una larga temporada”, manifiesta tras detallar cómo se ha sentido discriminada para pedir un crédito en el banco o hacerse un seguro de vida.

Su experiencia con las compañíasaseguradoras no es positiva. “Cuando me dieron la incapacidad absoluta, el seguro que tenía contratado me pagó lo que me correspondía. Después he intentado hacerme un seguro de vida, pero no he podido. Algunas compañías que me han dicho que no y otras que tengo que pagar de golpe 8.000 euros de inicio, cuando un entierro cuesta 6.500 euros. Te dan unas cotas altísimas para que desistas o te ponen pegas para asegurarte”, denuncia.

Inma Escriche: "Estás peleando y luchando por salir adelante con tu enfermedad y la sociedad te desahucia continuamente. No te dan oportunidades"

Del mismo modo, expone cómo por la enfermedad que padece no le conceden un crédito en el banco. “Estábamos pensando en cambiarnos de casa. Tenemos la nómina de mi marido y la pensión que se me ha quedado a mí. Era suficiente como para poder abordarlo, pero en el momento en el que me diagnosticaron se fue todo al garete”, reprocha. Además, cómo la mayoría de veces existe tal cruce de datos personales que es imposible sortear cualquier proceso.

“Vas al banco con tu pañuelo y ellos ya saben quién eres y la enfermedad que tienes. Podría callarme, disimular e intentar hacer las cosas en nombre de mi marido, pero no les puedes engañar y moralmente tampoco lo haría”, expone. Lo que considera “injusto” esta paciente es que no se les dé una oportunidad. “Estadísticamente, mi cáncer tiene una supervivencia de 9 meses. Y aquí estoy 5 años y medio después. Estás peleando y luchando por salir adelante con tu enfermedad y la sociedad te desahucia continuamente. No te dan oportunidades”, lamenta.

Pese a ello, Inma Escriche emprende también esta lucha desde la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón (AEACaP), de la que es vicepresidenta. Desde ella ofrecen un servicio de atención jurídica para que ayudar a los pacientes a la hora de enfrentarse a estos problemas. Y aunque reclaman que haya una ley que blinde que un paciente pueda acceder a todos estos servicios, desde esta asociación piden de forma general “que nos atiendan como ciudadanos, con los mismos derechos”.

“SE CREAN BARRERAS ANTE TI”

Diferente, pero no menos grave, es el caso de Fernando López Maíllo, de 54 años, quien fue diagnosticado con un linfoma de Hodgkin en 2014 y posteriormente recayó en 2020 con otro linfoma. “Parece que no pero se crean y generan barreras ante ti. No solo tienes la enfermedad. Socialmente no se ponen las cosas muy bien, ni en el trabajo ni en nada”, lamenta en una llamada en la que reconoce que “hay veces que todo se hace muy grande”.

Este paciente cuenta cómo ha tenido problemas para acceder a un puesto de trabajo. Recuerda que tras ese segundo diagnóstico y pasar por varios meses de tratamientos “quise probarme a mí mismo con mi cuerpo, a ver si podía admitir el trabajo”. A él le llamaron para trabajar en un departamento autonómico de Asuntos Sociales, y dijo que “sí”. Sin embargo, antes de que pasara una semana fue consciente de que el esfuerzo “era excesivo”.

Fernando López: "Si no demuestras que te pasa algo muy grave que visualmente se vea, tú dices a la gente que acabas de pasar un cáncer y no reconocen que estés mal"

“El puesto era de auxiliar de Servicios Sociales, pero tenía que hacer de todo. Les dije que había cosas que me empezaban a afectar. Comenté, sin detalles, que acababa de pasar un cáncer y si podrían ayudarme a llevar mejor el trabajo. Pero había personas a mi alrededor que no se lo creían. Como veían que sonreía, que andaba, etc., pensaban que no estaba tan mal”, detalla. Posteriormente, tuvo que abandonar porque no se benefició de ningún cambio.

A partir de ese momento, expone, “me di cuenta de que somos unos incomprendidos”. “Si tú no estás realmente mal, si no demuestras que tienes aparatos o que te pasa algo muy grave que visualmente se vea, tú dices a la gente que acabas de pasar un cáncer y no reconocen que estés mal. No tienes apoyo sincero”, censura este paciente. Posteriormente le llamaron para otro puesto, pero al exponer sus limitaciones fue rechazado.

Esta persona cuenta cómo su situación personal es delicada: “Mi padre está en una residencia de ancianos, enfermó de Alzheimer hace 3 años. Mi madre tiene una enfermedad incurable y tengo que estar pendiente de ella. Además, no tengo hermanos. Mientras, no me llaman para trabajar, no están preparados para escucharte”. Pese a ello, él manifiesta que se ve “con fuerzas para hacer muchas cosas”, pero denuncia que “no saben aprovecharme”. Por eso reclama una ley que permita trabajar a gente como él y tengan en cuenta sus realidades.

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