Cada año se diagnostican 5.000 casos de cáncer de tiroides en nuestro país. Un tumor con una alta supervivencia, del 95 al 98%, pero que todavía produce fallecimientos. Según la Sociedad Americana de Cáncer, en 2022 43.800 personas serán diagnosticadas de cáncer de tiroides en Estados Unidos y 2.230 fallecerán. “El cáncer de tiroides tiene una alta supervivencia, entre el 95 y 98%, pero desgraciadamente hay formas que son más agresivas y que no disponen de tratamientos efectivos. Lo peor de todo es que algunos tratamientos indicados para este tipo de cáncer no se financian por el Sistema Público de Salud”, explica la presidenta de la Asociación Española de Cáncer de Tiroides (AECAT), Arantxa Sáez, paciente de cáncer de tiroides.
En este contexto, y aprovechando que el 28 de septiembre se celebra el Día Nacional de esta patología, los pacientes de cáncer de tiroides han mandado una nota de prensa exigiendo a las autoridades sanitarias que garanticen el acceso a los tratamientos innovadores que están siendo aprobados por la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS) pero que no están entrando en la financiación pública. "Tenemos la suerte de que la investigación avance y que se desarrollen nuevas alternativas para esos casos más complicados, pero luego no se llega a ellas”, indica Sáez.
Además de una falta de acceso a los nuevos tratamientos aprobados, tampoco está habiendo un acceso a la medicina personalizada de precisión. “Supondría un gran avance en la asistencia sanitaria y favorecería intervenciones médicas preventivas, diagnósticas y terapéuticas más eficaces y seguras, adaptadas a las características de los pacientes”, indica Sáez. Además, apunta, “evitaría gastos innecesarios que contribuirían a la sostenibilidad de los sistemas sanitarios,y lo más importante es que ofrecería al paciente una alternativa terapéutica personalizada que evita fracasos terapéuticos, efectos secundarios innecesarios y reduce el tiempo de acceso al tratamiento correcto”.
“Estos fármacos a veces no siguen los pasos clásicos de investigación clínica oncológica, ya que las alteraciones moleculares a las que van dirigidas son relativamente poco frecuentes y resulta imposible diseñar un estudio clínico fase III"
El Dr. Jaume Capdevila, oncólogo del Servicio de Oncología del Hospital Vall d’Hebrón, lo explica desde el punto de vista clínico: “En los últimos años estamos viendo un desarrollo de la terapia personalizada en Oncología que no se había visto nunca, con la llegada de fármacos que son capaces de bloquear una alteración específica del tumor de forma tan selectiva que producen grandes respuestas con un perfil de seguridad muy bueno”.
No obstante, “estos fármacos a veces no siguen los pasos clásicos de investigación clínica oncológica, ya que las alteraciones moleculares a las que van dirigidas son relativamente poco frecuentes y resulta imposible diseñar un estudio clínico fase III como los que estamos acostumbrados a ver. Sin embargo, la selección de los pacientes a tratar en función de la alteración genómica del tumor permite observar unos resultados que traspasan las limitaciones del tipo histológico tumoral y consiguen beneficio en cualquier tipo de tumor que presente esta alteración específica”, asegura.
En relación al cáncer de tiroides “en todas sus vertientes histológicas, siempre ha sido un paradigma para el desarrollo de terapias dirigidas, ya que presenta mutaciones y fusiones génicas para las cuales tenemos fármacos dirigidos. Para algún subtipo histológico de cáncer de tiroides, tendremos la posibilidad de llevar a cabo estudios fase III clásicos que permitirán crear la evidencia científica a la que estamos acostumbrados, pero en otros tipos histológicos de cáncer de tiroides, esto resultará completamente imposible por la simple cuestión de la incidencia de la enfermedad, por lo tanto,deberemos basarnos en la indicación tumor agnóstica para poder ofrecer el tratamiento a todos los pacientes que puedan beneficiarse”, explica.
El Dr. Pablo Valderrábano, especialista en endocrinología del hospital Universitario Ramón y Cajal, explica que "es necesario mantener un seguimiento a muy largo plazo o incluso de por vida"
Como subraya el Dr. Capdevila, “estas aprobaciones basadas en alteración genómica independientemente del tipo tumoral, conocido como tumor agnóstica, ya se están consiguiendo tanto en Europa como en Estados Unidos, y afectan a los pacientes con cáncer de tiroides tanto diferenciado, medular como anaplásico, involucrando genes tan relevantes como BRAF, RET o NTRK”. Por lo tanto, para este especialista,“las autoridades españolas deben entender lo que significan estos avances, el tipo específico de desarrollo farmacológico que necesitan basadas en estos biomarcadores, y al final permitir su uso sin restricciones puramente económicas, ya que la eficacia clínica está más que clara”.
El Dr. Pablo Valderrábano, especialista en endocrinología del Hospital Universitario Ramón y Cajal, explica que "es necesario mantener un seguimiento a muy largo plazo o incluso de por vida". Además, dice: “Habitualmente tras el tratamiento inicial del cáncer de tiroides es necesario poner tratamiento con hormona tiroideaque hay que ajustar al peso y metabolismo de cada paciente y también al tipo de cáncer y a la probabilidad estimada de que el cáncer reaparezca”. Valderrábano reconoce que "en todos los casos, es necesario realizar un control periódico para comprobar que la dosis que toma el paciente es adecuada para su caso concreto”.“Esta analítica hay que hacerla como mínimo 1 vez al año, junto con los marcadores tumorales. Además, conviene mirarla antes en caso de que se desee buscar un embarazo, ya que durante la gestación suele ser necesario aumentar la dosis de hormona tiroidea”, explica Valderrábano.