El consorcio de investigación internacional Megastroke, tras el estudio del ADN de 520.000 individuos de todo el mundo, ha identificado 22 nuevos factores genéticos de riesgo para el accidente cerebrovascular, triplicando así la cantidad de regiones genéticas de las que se tiene constancia que influyen en el riesgo de ictus.
El trabajo ha sido liderado desde España por los doctores Caty Carrera e Israel Fernández, investigadores del grupo de investigación en Enfermedades Neurovasculares del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR), y el doctor Jordi Jiménez Conde, del grupo de investigación en Neurovascular del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM).
Los resultados muestran influencias genéticas compartidas con múltiples afecciones vasculares relacionadas con el ictus, especialmente la presión arterial, pero también la enfermedad arterial coronaria o el tromboembolismo venoso, entre otras. La comparación de estos resultados con extensas bases de datos biológicos proporciona nuevas pistas sobre los mecanismos del ictus e ilustra el potencial de la genética para identificar dianas farmacológicas para su tratamiento.
El estudio se basó en muestras de ADN de 520.000 individuos europeos, norteamericanos, sudamericanos, asiáticos, africanos y australianos, de los cuales 67.000 tuvieron un accidente cerebrovascular
"El estudio Megastroke no es sólo un estudio genético, sino que la parte más importante de este proyecto ha sido el descubrimiento de nuevas vías metabólicas que están implicadas en el riesgo de desarrollar un ictus. Este hallazgo abre un nuevo e importante campo de estudio con el objetivo de encontrar nuevas dianas terapéuticas y nuevos fármacos para prevenir la aparición de esta patología", ha explicado el doctor Israel Fernández.
Los resultados se han publicado en la versión online de la revista NatureGenetics. El estudio se basó en muestras de ADN de 520.000 individuos europeos, norteamericanos, sudamericanos, asiáticos, africanos y australianos, de los cuales 67.000 tuvieron un accidente cerebrovascular. De las millones de variantes genéticas analizadas, 32 regiones genómicas independientes mostraron una asociación con el ictus. Dos tercios de ellas son nuevas, es decir, que no se tenía constancia de su relación con la patología.
El ictus es la segunda causa más común de muerte y discapacidad en todo el mundo, pero sus mecanismos moleculares siguen siendo poco conocidos, lo que hace que el desarrollo de nuevos tratamientos sea un desafío. Puede originarse por alteraciones vasculares, incluidas arterias grandes y pequeñas, coágulos formados en cavidades cardiacas y alteraciones en el sistema venoso.
Los investigadores hallaron factores de riesgo genéticos implicados en cada uno de estos mecanismos. Mostraron que algunos factores de riesgo genético influyen en mecanismos específicos y otros afectan a la susceptibilidad al ictus en general. También encontraron influencias genéticas compartidas entre el causado por la oclusión de un vaso (la causa más común de ictus, el isquémico) y el causado por la ruptura de un vaso sanguíneo (hemorrágico, la causa más catastrófica), cuando menudo se creía que tenían mecanismos opuestos.
"Se están testando fármacos a nivel experimental que modulan una proteína codificada en uno de estos genes y que es un regulador epigenético"
Al agregar datos sobre la expresión génica, la expresión de proteínas y otras características en múltiples tipos de células y tejidos, los investigadores obtuvieron las primeras pistas sobre los genes específicos, las vías moleculares y los tipos de células y tejidos a través de los cuales los nuevos factores de riesgo genéticos causan un ictus.
"Los genes que identificaron pueden mejorar las dianas farmacológicas para la terapia antitrombótica, que se utiliza para reabrir los vasos sanguíneos ocluidos en pacientes con ictus durante la fase aguda o para prevenir eventos vasculares, incluido el ictus. Se están testando fármacos a nivel experimental que modulan una proteína codificada en uno de estos genes y que es un regulador epigenético", ha afirmado el doctor Fernández.
"Estos hallazgos que relacionan el ictus con otras múltiples patologías y con la desregulación de genes, proteínas y vías moleculares en tipos de células y órganos específicos, se generaron mediante nuevos enfoques bioinformáticos que utilizan y combinan información de diversas bases de datos biológicos internacionales lo que resulta de gran valor, especialmente cuando las muestras de tejido de los pacientes no están disponibles", ha comentado la doctora Caty Carrera.