Investigadores del Clínic-Idibaps han publicado un estudio, en la revista Leukemia, que demuestra el valor predictivo de un biomarcador, la proteína monoclonal en suero (proteína-M), en mieloma múltiple. La evolución de este marcador permite determinar el riesgo de progresión de la enfermedad, desde su forma asintomática hasta la aparición del mieloma múltiple activo.
El primer autor del estudio es el doctor Carlos Fernández de Larrea, investigador del Programa 50/50 del equipo de hemato-oncología del Idibaps y de la Unidad de Amiloidosis y Mieloma del Hospital Clínic. El mieloma múltiple quiescente es una enfermedad heterogénea y asintomática que progresa a mieloma múltiple sintomático de forma variable. Disponer de marcadores fiables que permitan determinar la progresión precozmente de un subtipo a otro es clave para indicar los tratamientos adecuados.
Los investigadores detectaron que cuando los valores de proteína-M aumentaban de forma progresiva, el riesgo de progresión a mieloma múltiple sintomático es 5 veces mayor respecto a los pacientes que tienen valores estables de este marcador
Estudios previos realizados por el mismo grupo y liderados por la doctora Laura Rosiñol, jefa de la Unidad de Amiloidosis y Mieloma, determinaron que el comportamiento de los niveles de proteína-M constituía un factor de riesgo de progresión de la enfermedad. Así, describieron dos tipos de mieloma quiescente en función del mismo. En el primer grupo, en el que la evolución a enfermedad sintomática se producía más rápido, los niveles de la proteína aumentaban de forma progresiva, mientras que en el otro, el incremento de la proteína se producía de forma brusca.
En el estudio se analizó el valor predictivo de diferentes factores de riesgo, entre los que se encuentra la evolución de la proteína-M, en muestras de suero de 206 pacientes con mieloma múltiple quiescente. Los investigadores detectaron que cuando los valores de proteína-M aumentaban de forma progresiva, el riesgo de progresión a mieloma múltiple sintomático es 5 veces mayor respecto a los pacientes que tienen valores estables de este marcador.
"En el seguimiento de pacientes con mieloma quiescente, el hecho de encontrar progresión de los valores de proteína-M quita impacto pronóstico al resto de marcadores disponibles, es decir, que las alteraciones en otros biomarcadores pierden importancia", explica Carlos Fernández de Larrea. "Este hallazgo podría llevar a modificar los criterios diagnósticos del mieloma múltiple y permitiría tratar precozmente a los pacientes", concluye.