El tratamiento con quimioterapia es una estrategia farmacológica eficaz, y a veces la única, paramuchos tipos de cáncer. Este tratamiento, que consigue curar tumores como el de mama, tiene sin embargo efectos secundarios como el cansancio, la fatiga, la caída de pelo y un déficit cognitivo que limita la atención, la memoria y la autonomía, y genera una pérdida de confianza en uno mismo, ansiedad y depresión. Estos problemas neurológicos y psicológicos producidos por el efecto de la quimioterapia en el cerebro afecta al 75% de los pacientes que se someten a estos tratamientos.
Hasta la fecha, el único tratamiento para el conocido como 'chemobrain' era la rehabilitación cognitiva, que olvidaba las emociones. Ante esta situación, los grupos de investigación de la UCO Psicología basada en la evidencia y género, sistemas de comunicación, creencias y educación en colaboración con el Servicio de Oncología Médica del Hospital Reina Sofía de Córdoba está aplicando una adaptación del Protocolo Unificado de Barlow o Tratamiento Transdiagnóstico que está más enfocado a las emociones, pero no a una en concreto, sino a los aspectos comunes de los trastornos emocionales. En palabras de Francisco García Torres, investigador del Departamento de Psicología de la Universidad de Córdoba y participante en este ensayo clínico, "es como un tratamiento de amplio espectro".
“Nuestro objetivo”, explica García Torres, “es que las pacientes que reciben el tratamiento de Barlow mejoren su rendimiento cognitivo y, a la vez, también mejoren su función emocional"
El ensayo clínico busca probar la eficacia de la intervención psicológica para reducir el déficit cognitivo en los supervivientes del cáncer de mama. El protocolo, recogido en la revista 'Trials', incluye información sobre un ensayo controlado aleatorizado en el que se llevará a cabo una intervención basada en el Protocolo Unificado (UP) de Barlow con el objetivo de mejorar el estado emocional y el rendimiento cognitivo de los pacientes con cáncer de mama.
Alrededor de unas 120 mujeres han empezado ya a comprobar la validez de este nuevo enfoque. Para ello están divididas en tres grupos: uno recibe el Protocolo del Barlow, a otro se le aplica el Tratamiento de Rehabilitación Cognitiva habitual para que sirva de referencia y el último grupo, denominado lista de espera, permanece sin aplicarle ningún tratamiento hasta que los otros dos grupos acaben. A lo largo de ocho sesiones semanales de una hora u hora y media de duración, las mujeres trabajarán, junto a personal cualificado, sus emociones y cómo determinadas conductas están impulsadas por ellas. Además, utilizarán una app (“BrainHQ”) que contiene ejercicios de atención, memoria y concentración en diferentes niveles.
“Nuestro objetivo”, explica García Torres, “es que las pacientes que reciben el tratamiento de Barlow mejoren su rendimiento cognitivo y, a la vez, también mejoren su función emocional. Así tendremos un elemento diferencial, no solo mejora cognitiva, sino también mejora emocional”.