El deterioro cognitivo es algo que cada vez está más presente en la población mayor debido a que vivimos más años. Como señalaba en una entrevista realizada a ConSalud.es el Dr. Saúl Martínez-Horta, neuropsicólogo del servicio de Neurología del Hospital de la Santa Creu y Sant Pau de Barcelona, esto se puede explicar a partir de una pregunta que él se hace a menudo en su trabajo: “¿El cerebro evolucionó al mismo tiempo que el cuerpo para vivir tanto tiempo?”.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística recogido por la Sociedad Española de Neurología (SEN), se estima que hay entre 500.000 y 600.000 casos de demencia o enfermedad de Alzheimer en nuestro país. Según datos de la Confederación Española de Alzheimer (CEAFA), son 1,2 millones de personas afectadas. Aunque no existen cifras oficiales se sabe que estas patologías neurodegenerativas constituyen la pandemia del siglo XXI, con permiso de la Covid-19, y se duplicarán en los próximos años con el mayor envejecimiento poblacional y los actuales estilos de vida.
Los “SuperAngers” son grupo de personas con una edad igual o superior a los 80 años que mantienen unas capacidades cognitivas de personas de hasta 30 años más jóvenes
Sin embargo, aunque hay cada vez más casos, también se conoce a un grupo de personas mayores que parecen inmunes a este daño cerebral. Se trata de los “superancianos” o “superenvejecidos”, términos que traducen la denominación “SuperAngers” que hace referencia a un grupo de personas con una edad igual o superior a los 80 años que mantienen unas capacidades cognitivas de personas de hasta 30 años más jóvenes.
Se conoce que los hábitos de vida de una persona influyen en el posterior desarrollo de una demencia. De hecho, según datos de la SEN, el 40% de los casos serían prevenibles si se realiza ejercicio físico, se sigue una dieta saludable y se cuenta con una correcta higiene del sueño. Estos factores, así como elementos genéticos, pueden evitar el desarrollo del deterioro cognitivo. Sin embargo, durante años se ha desconocido qué había exactamente detrás de los “superenvejecidos”.
LA JUVENTUD DEL CEREBRO DE UN ANCIANO
Recientemente un equipo de la Universidad Politécnica de Madrid ha publicado en The Lancet Healthy Longevity un estudio que ahonda en la estructura cerebral y el perfil fenotípico de los superancianos en comparación con el resto de adultos de su misma edad. Es decir, conocer si tenían variedades en cuanto al tamaño o constitución de este órgano o en factores genéticos, sociales o del entorno en el que han desarrollado su vida que explicaran las diversidades cognitivas.
La investigación reunió a 64 personas de más de 80 años con cerebros de 50 años y a 55 adultos mayores de 80 años típicos. Los resultados reflejan que los superenvejecidos tenían un mayor volumen de materia gristransversal en varias partes del cerebro. Además, se identificó que sufrían una atrofia más lenta y que tienen mayor capacidad de aprendizaje memorístico.
No se observaron diferencias en cuanto a la frecuencia del ejercicio físico, pero sí se detectó que los superancianos realizaban movimientos como el golpeteo de dedos o la marcha de forma más rápido, lo que podría indicar que esta forma de ejercicio podrían prevenir la demencia, pero también ser resultado de una mejor función cognitiva. Además, el primer grupo conserva una mejor salud mental y una formación musical que para los investigadores explicarían un entrenamiento que mejora la memoria episódica.
El tipo de ejercicio físico y la salud mental son dos factores implicados en el freno de la demencia
Los autores señalan que los factores de prevención de demencia son especialmente importantes para evitar el deterioro de la memoria. Algo que reafirma lo expresado en distintos estudios y obras como el libro publicado a principios de este año ‘The Age-Proof Brain: New Strategies to Improve Memory, Protect Immunity, and Fight Off Dementia’ del neurólogo estadounidense, el Dr. Marc Milstein. En este texto, el Dr. Milstein incide en la importancia de la hidratación, el ejercicio al aire libre, una dieta saludable, la música, hacer planes diferentes y descansar para mantener un cerebro saludable.
Con la investigación los trabajadores de la UPM van más allá y señalan que el tipo de ejercicio físico y la salud mental son dos factores implicados en el freno del daño cerebral. Los autores indican la importancia de seguir estudiando en estos puntos para conocer cómo preservar la función cognitiva en las personas mayores de 90 años. Actualmente las patologías cerebrales son una importante amenaza en nuestro sistema sanitario con la población española envejecida que va en aumento. Sin embargo, está en manos de todo el mundo evitar el deterioro cognitivo, de conseguir que el 40% de los casos evitables no se lleguen a desarrollar nunca, y de convertirse, incluso, en “superenvejecidos”.