Las enfermedades raras tienen en su mayor parte origen genético. Su reducida prevalencia hace que sean desconocidas y falte formación sobre ellas. Esto se traduce en diagnósticos tardíos, con herramientas menos eficaces, y tratamientos que en muchos casos solo palian algunos de los síntomas. En los últimos años el empuje de la genética ha permitido avanzar en el abordaje de estas enfermedades, aumentando las esperanzas para en un futuro próximo tener diagnósticos más rápidos y terapias eficaces.
Una investigación del Centro de Investigación Biomédica en Red de Enfermedades Raras (Ciberer) y de la Fundación Jiménez Díaz ha aprovechado estos avances de genética para crear un sistema de reanálisis bioinformático con el que diagnosticar las enfermedades raras de origen genético. Un sistema que se ha mostrado más eficaz que la forma tradición de diagnóstico.
El diagnóstico de enfermedades raras de causa genética se realiza actualmente mediante la secuenciación del genoma del paciente en busca de mutaciones, o variantes del ADN, responsables de la patología. Existen diferentes recursos para realizar esta secuenciación que se diferencian en la técnica y en la región del genoma secuenciada. “En el ámbito clínico, una solución consolidada por su relación coste/eficiencia es la utilización del exoma clínico (CES) como una primera prueba diagnóstica, que obtiene información de unos 5.000 genes asociados a varios miles de enfermedades raras de causa hereditaria (mendelianas)”, explican los investigadores.
"Detectó la variante causante de la enfermedad en el 99,74% de los casos ya diagnosticados. Además mostró un rendimiento superior en la detección de inserciones y deleciones pequeñas (indels) y una mayor versatilidad para captar variantes aledañas a las zonas exónicas”, recoge el estudio
Sin embargo, la eficacia de esta técncia es del 20-60%, dependiendo de la patología de la que se trate. Las limitaciones en los métodos de secuenciación o en la detección de variantes limita la detección de las mutaciones genéticas. De ahí que los investigadores hayan apostado por un reanálisis bioinformático de los casos negativos. "Son una práctica recomendable, ya que pueden aumentar el rendimiento diagnóstico y aportar nuevos resultados a pacientes en busca de la causa de su patología”. Otras alternativas incluyen la secuenciación de regiones más amplias del genoma o el cambio de tecnología.
Los investigadores crearon el FJD-pipeline. En los resultados publicados en la revista npj Genomic Medicine, se muestra un aumento de la eficacia en el diagnóstico. "Detectó la variante causante de la enfermedad en el 99,74% de los casos ya diagnosticados. Además mostró un rendimiento superior en la detección de inserciones y deleciones pequeñas (indels) y una mayor versatilidad para captar variantes aledañas a las zonas exónicas”, recoge el estudio.
Según indica la investigación, el incremento diagnóstico del reanálisis para las cohortes de pacientes con cáncer hereditario y enfermedades cardiogenéticas resultó ser un 2,5 y un 3,5%, respectivamente, y de un 4,4% para la cohorte general formada fundamentalmente por casos de distrofias hereditarias de la retina. "Estos resultados abren la puerta a la implementación del reanálisis sistemático de casos negativos como una herramienta diagnóstica más en los servicios de genética”, apostillan los investigadores.