Investigadores del Hospital 12 de Octubre y de la Universidad Complutense de Madrid han descubierto unas proteínas que pueden emplearse como biomarcadores para detectar pacientes con leucemia mieloide aguda que muestran resistencia a la terapia estándar con el fármaco citarabina. En concreto, se trata de las proteínas denominadas SR, que podrían ayudar a evitar el tratamiento de estos pacientes con quimioterapia y los efectos secundarios que su empleo conlleva.
La leucemia mieloide aguda es una de las leucemias más comunes y que cuenta con numerosas terapias disponibles. Entre ellas, la citarabina destaca por ser el tratamiento más habitual, incorporada en las guías de tratamiento en 1970. Sin embargo, cerca del 85% de los pacientes tratados muestra resistencia a este compuesto. En este sentido, solo el 10% de ellos logra superar la enfermedad.
María Linares: "Aunque la citarabina es un fármaco efectivo, la gran mayoría de pacientes desarrollan resistencia farmacológica, y de ellos, muy pocos sobreviven a largo plazo"
Para llevar a cabo la investigación, se emplearon análisis masivos de muestras de pacientes, poniendo de manifiesto que unas proteínas involucradas en el procesamiento (splicing) de genes están implicadas en la resistencia a citarabina. El splicing es un mecanismo molecular que moldea la secuencia de lectura de los genes.
De este modo, genera una "frase" que será leída y transformada en instrucciones genéticas. En el mecanismo están involucradas proteínas conocidas como factores del splicing, como las proteínas SR. Estas proteínas presentaban mayor alteración en los pacientes que no respondieron a la terapia con citarabina.
Los resultados del estudio, publicados en "Leukemia", despertaron el interés de los investigadores sobre el uso de estas proteínas para predecir la respuesta al tratamiento con citarabina. “Actualmente, la terapia estándar de los pacientes con leucemia mieloide aguda se basa principalmente en la administración de citarabina junto con otros medicamentos", explica María Linares, investigadora del Hospital 12 de Octubre y de la UCM.
"Sin embargo, aunque es un fármaco efectivo, la gran mayoría de pacientes desarrollan resistencia farmacológica, y de ellos, muy pocos sobreviven a largo plazo. Al poder predecirse qué pacientes no van a responder a la citarabina, evitaríamos la primera línea de tratamiento con quimioterapia y sus efectos secundarios, como anemia, trombopenia y todas las alteraciones que se producen en las células sanguíneas”, añade la experta.
María Linares: "Espero que nuestros resultados sirvan para poder discernir entre pacientes que puedan o no beneficiarse de los tratamientos estándar"
Por otro lado, el estudio también ha testado diferentes inhibidores del proceso de splicing, que podrían usarse como tratamiento de la leucemia mieloide aguda recién diagnosticada o en situación de recaída tras una terapia previa. Dichos inhibidores pueden prevenir diferentes pasos del proceso de splicing de manera dirigida. Así, presentarían mayores beneficios cínicos y tiempos de supervivencia más prolongados.
Los autores han demostrado que combinar uno de estos inhibidores, llamado H3B-8800, con otro fármaco empleado para esta enfermedad, el venetoclax, podría ser una alternativa segura para el tratamiento de la leucemia mieloide aguda. "Espero que nuestros resultados sirvan para poder discernir entre pacientes que puedan o no beneficiarse de los tratamientos estándar, así como incorporar nuevas opciones terapéuticas en la práctica clínica”, concluye la doctora Linares.