El hospital psiquiátrico de Asgård, en Noruega, se ha convertido en el primer centro para pacientes con trastorno mental grave que ofrece tratamiento psicológico en vez de farmacológico. Es una iniciativa que ha promovido el Ministerio de Salud de Noruega y que supone una vuelta de tuerca en la atención de la salud mental del país.
Este hospital ha sido creado para ofrecer una alternativa de tratamiento para todos aquellos pacientes que rechazan consumir psicofármacos, o que desean reducir paulatinamente su consumo. Y es que la labor de este centro está destinada a adoptar una actitud no paternalista hacia los pacientes, ofreciéndoles la posibilidad de que elijan libremente y que participen activamente en la decisión sobre su tratamiento.
Las diferentes investigaciones que han puesto a prueba este modelo han demostrado que transcurridos 2 años desde el primer episodio psicótico, cerca del 80% de los pacientes había vuelto a trabajar o a estudiar o no presentaba ninguna sintomatología psicótica residual.
La iniciativa ha surgido a raíz de una organización de pacientes que se han unido para firmar una acción conjunta para el tratamiento sin fármacos en psiquiatría, comprometidos en la inclusión del usuario en la toma de decisiones. “Queríamos crear una alternativa a la psiquiatría. Nuestro objetivo era crear un lugar, o un centro, caracterizado por la libertad del paciente, sin tratamiento forzoso y sin medicamentos como el eje central de la intervención”, ha explicado uno de los miembros.
De esta manera, el modelo de atención implantado en el hospital de Asgård pretende poner también el énfasis en el abordaje psicológico del tratamiento al paciente. El dispositivo fortalece los sus derecho bajo la premisa de que nadie debe verse obligado a ser internado forzosamente o a seguir un tratamiento farmacológico que no quiere, siempre y cuando existan formas alternativas y eficaces de intervención que no sean coercitivas.
La creación de este centro está generando un debate en Noruega, y de obtener resultados exitosos, se convertirá en un precedente de cara a la atención que reciben los pacientes con trastorno mental grave en todo el mundo. Al mismo tiempo, se busca evitar la tendencia a prescribir psicofármacos para el manejo de los problemas de la vida diaria y elaborar un plan de eliminación segura de los psicofármacos cuando no están produciendo un efecto positivo en el paciente.