El Centro Médico Teknon de Barcelona ha puesto en marcha una nueva unidad de cribado de carcinoma anal con el fin de concienciar de la necesidad de un diagnóstico precoz para reducir la incidencia y mortalidad de este tipo de cáncer. Impulsado por los doctores Sebastiano Biondo y Eloy Espín, junto con diferentes especialistas en dermatología y enfermedades de transmisión sexual y oncología, la unidad presenta una alta especialización y multidisciplinariedad, imprescindible para el abordaje de esta patología.
El protocolo aprovecha que el cáncer de cuello uterino y el cáncer anal comparten factores de riesgo para incorporar pruebas ya conocidas en revisiones ginecológicas y destaca la importancia de la anoscopia como técnica principal. Las técnicas del cribado son fáciles de realizar, no requieren ningún tipo de preparación previa por parte del paciente y presentan pocos efectos adversos más allá de leves molestias pasajeras. Todas estas características hacen de estas pruebas una herramienta esencial para detectar la presencia de lesiones anales.
"Si estas se encuentran en fases tempranas de la enfermedad, solo requieren un seguimiento o tratamiento quirúrgico local relativamente sencillo. De esta manera se evita el uso de quimioterapias o radioterapias mucho más agresivas y aumenta de forma considerable la tasa de supervivencia de los pacientes", comenta el doctor Eloy Espín.
El sistema de cribado que sirve como modelo es el de cáncer de cuello uterino, que se realiza desde 1975 y desde entonces ha permitido reducir la incidencia de este tipo de cáncer a la mitad
El carcinoma de células escamosas anal supone menos de un 2% de todos los tumores del tracto digestivo en España. Pese a ser un tumor poco frecuente, en los últimos 25 años, el número de nuevos casos diagnosticados ha experimentado un aumento. Este incremento está muy asociado a la práctica de relaciones sexuales anales y, como sucede con el cáncer de cérvix, a infecciones de transmisión sexual como el virus del papiloma humano (VPH).
Actualmente, un 44% de los pacientes con cáncer anal son diagnosticados ya con la enfermedad diseminada. Por ello, es necesario establecer un sistema de cribado adecuado y extendido para poder detectar las lesiones de bajo grado y actuar para impedir el avance de la enfermedad. El sistema de cribado que sirve como modelo es el de cáncer de cuello uterino, que se realiza desde 1975 y desde entonces ha permitido reducir la incidencia de este tipo de cáncer a la mitad.
El cribado para cáncer anal puesto en marcha por el centro se recomienda cada 6 o 12 meses a ciertos grupos con mayor riesgo, como a aquellos con antecedentes de lesiones condilomatosas anales o genitales, o cáncer de ano, hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres, mujeres que practican sexo anal, pacientes infectados con VIH o pacientes inmunosuprimidos por tratamiento corticoide o asociado a trasplantes de órganos.