La Medicina antienvejecimiento no se basa en el uso de fármacos

Marta Gómez | Madrid

No hay recetas mágicas contra el envejecimiento, así que si alguien en su carta a los Reyes Magos ha pedido la eterna juventud, por muy bueno que haya sido este año, no podrá alcanzarla.

Son numerosos los estudios que hablan de medicamentos que alargan la vida, es el caso de uno reciente de la Universidad de Texas sobre el ibuprofeno, perolo cierto es que todavía no existe la receta milagrosa. Según ha contado a ConSalud.es el catedrático de Bioquímica y Biología Molecular de la Universidad de Sevilla, Antonio Ayala, la Medicina antienvejecimiento no se centra en el uso de fármacos, sino en la prevención. “Consiste en retrasar la pérdida de funciones y en el mantenimiento del metabolismo de las células”, apunta este especialista. “La realidad es que si uno alimenta sus células adecuadamente, la pérdida de las funciones se retrasará”, añade.

El cansancio generalizado por las mañanas, los problemas de sueño, la mala salud intestinal, los dolores articulares y los problemas de sobrepeso y de la piel son algunos de los principales síntomas que se atienden en las consultas de Medicina antienvejecimiento, según afirma el profesor Ayala, también vicepresidente de la Sociedad Española de Medicina Antienvejecimiento y Longevidad (SEMAL).

Para este experto, la mejor receta para retrasar el antienvejecimiento y vivir más y mejor es tener una alimentación idónea, hacer ejercicio físico moderado diariamente, controlar el estrés y tener buenos hábitos. “Aunque estas indicaciones parezcan de sentido común, gran parte de la población no las lleva a cabo en su día a día”, puntualiza. “De hecho, investigaciones recientes sobre los hábitos alimentarios en Europa muestran que en nuestra alimentación diaria no tomamos las vitaminas suficientes”, explica el vicepresidente de la SEMAL.

Ante esta situación, Ayala recomienda la ingesta de suplementos (antioxidantes, compuestos minerales…) de manera personalizada. “La individualización es importante ya que se ha descubierto que, por ejemplo, la absorción de los antioxidantes no es igual en todas las personas”, matiza.


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