Newton, Piruleta, Bourbon, Mico, Churrete o Gisela son perros adoptados, como muchos de los que forman parte de nuestras familias. Con todo, estos perros tienen algo especial. Y es que “trabajan” realizando intervenciones asistidas en hospitales para sacarle una sonrisa a los pacientes ingresados y humanizar la vida en los centros sanitarios.
En palabras más sencillas, estas intervenciones se centran en normalizar y alegrar la estancia en el hospital de pacientes ingresados, sobre todo niños. “En general, intentamos que se sientan mejor dentro de un proceso tan difícil como un ingreso hospitalario”, explica a ConSalud.esDavid Ordóñez, director técnico de Perruneando, una empresa dedicada a prestar estos servicios a los hospitales.
Cualquier persona a la que le gusten los animales sabrá lo bonito que es pasar tiempo con mascotas como los perros. Pero los beneficios de las intervenciones asistidas con perros no se quedan ahí. La literatura científica recoge que estas actividades redundan en niveles más bajos de cortisol y niveles percibidos de estrés, angustia y dolor menores.
En la práctica, los niños “se olvidan de su enfermedad y disfrutan de un momento de ‘normalidad’ en su vida. En cánceres u otros procesos largos, poder acercarse, aunque sea un ratito, a lo que sería una vida normal, es muy importante para ellos”, asegura Ordóñez.
Además de los beneficios para el paciente, los profesionales sanitarios han visto un aliado en estas intervenciones con perros. Así, los equipos de Enfermería de diferentes hospitales llaman a entidades como Perruneando cuando, por ejemplo, está siendo imposible sacarle sangre a un niño porque tiene mucho miedo o no para de llorar.
“Las enfermeras nos llaman y vamos para que en el proceso de extracción de sangre esté el perro y así sea menos traumático para el niño y más rápido y fácil para la enfermera”, explica Ordóñez. Los profesionales sanitarios también acuden a las intervenciones asistidas con perros cuando las salas de espera están muy congestionadas, para que entretengan a los pacientes y el tiempo de espera sea más agradable.
PROFESIONALES DE CUATRO PATAS
Perruneando cuenta con alrededor de 28 perros, de los cuales siete trabajan en hospitales. “La mayoría son adoptados y son muy diferentes en tamaño y raza, tenemos golden retrievers, pero también cruces que no sabemos ni lo que son”, comenta el responsable de la entidad. Todos ellos están especialmente seleccionados según su carácter y personalidad, además de adecuadamente adiestrados.
“Al Hospital de la Axarquía de Málaga va Piruleta”, explica Ordóñez, que describe a esta perrita, entre risas y con cariño, como “una bola de pelo muy pequeñita y negrita, que apenas pesa unos kilos”. También ha participado en estas intervenciones Churrete, un perro grande de raza “streeter spaniel, un perro de la calle español”, bromea.
Aunque son muy diferentes, todos comparten algo en común: disfrutan de su "trabajo". Las intervenciones se basan en que haya un contacto entre la persona y el perro, razón por la cual el animal debe ser sociable y tiene que gustarle estar con personas. “Tanto por la seguridad del perro, como de los pacientes, los animales que introducimos son muy amigables y tienen ganas y predisposición a interaccionar con personas”.
Asimismo, en las sesiones en el hospital se incluyen las actividades favoritos de los perros, como refuerzos positivos con comida, premios, ejercicios de olfato estimulantes o de relajación, cuidados, tirar la pelota… “Los perros deben ser felices, es un requisito. Y lo son”, subraya Ordóñez.
“UNA INTERVENCIÓN SEGURA”
Los hospitales son centros muy estériles en los que se cuida al extremo la limpieza e higiene. Y con los perros no se hacen excepciones. “El protocolo sanitario para que entren los perros es muy exigente y tiene como objetivo minimizar el riesgo para los pacientes”, explica el portavoz de Perruneando. La dirección del centro y el servicio de Medicina Preventiva y Salud Pública del hospital deben dar el ‘ok’ a las intervenciones y a los protocolos para que la intervención sea segura.
“Tenemos unos protocolos de control veterinario muy exigentes para evitar las zoonosis (las enfermedades que se transmiten de animales a personas), porque aunque los perros transmiten pocas, debemos evitar el riesgo”. Analíticas de sangre, análisis coprológicos y de orina, vacunaciones, limpieza de patas, pelo y boca… “Al final, los que más riesgo generamos a las personas, somos las propias personas. Cuando entramos, los que más limpios están son los perros”, bromea Ordóñez.
En España estas intervenciones se realizan también en otros hospitales como el Gregorio Marañón y el 12 de Octubre, ambos en Madrid, o el Sant Joan de Déu en Barcelona. Con todo, para el director técnico de Perruneando “aún queda mucho camino por recorrer”. “Es importante que los sanitarios conozcan la utilidad para ellos, porque no es solo una actividad con componente lúdico, sino que tiene valor terapéutico y además, puede ayudarles en su trabajo. Con divulgación y trabajando en más centros, cada vez más hospitales querrán realizar estas intervenciones”, concluye Ordóñez.