En el tratamiento de los tumores intervienen muchas situaciones que pueden dificultar su eficacia. Uno de los casos es la disfunción vascular, que contribuye al desarrollo de un microambiente faborable al tumor oncológico y dificulta la administración de agentes terapéuticos. Un estudio, publicado en la revista MED, ha demostrado que unos anticuerpos terapéuticos desbloquean y normalizan los vasos sanguíneos dentro de los tumores cancerosos.
Como explica el profesor John Greenwood, del Instituto de Oftalmología de la University College de Londres (UCL), los cánceres "necesitan un suministro de sangre para crecer, pero cuando se forman nuevos vasos dentro de un tumor, son típicamente anormales, lo que da como resultado un suministro de oxígeno comprometido que puede derivar en un tumor más agresivo". Además, continúa, "este suministro de sangre deficiente también limita la administración de terapias, lo que reduce su efectividad y contribuye a la resistencia al tratamiento".
Ante esta situación decidieron centrar su atención en la molécula que daña los vasos sanguíneos en un proceso tumoral y libera una formación de vasos desorganizada, LGR1. “Aunque es contradictorio, encontrar una manera de normalizar los vasos sanguíneos de tumores cancerosos se ha convertido en un objetivo clínico, pero identificar una herramienta terapéutica eficaz ha resultado difícil de alcanzar", señala el coautor principal, el profesor Stephen Moss también del Instituto de Oftalmología de la UCL.
"La inhibición de LRG1 aumentó la cobertura de pericitos de células endoteliales y mejoró la función vascular, lo que resultó en una eficacia significativamente mayor de la quimioterapia con cisplatino, la terapia adoptiva de células T y la terapia de inhibición de puntos de control inmunológico (anti-PD1)", escriben en el estudio
Para el estudio, se administró un anticuerpo bloqueador de LRG1 desarrollado por la UCL a ratones portadores de tumores en presencia y ausencia de diversas terapias contra el cáncer, simulando cursos de tratamiento similares a los encontrados en humanos.
Los hallazgos en ratones demostraron que el anticuerpo mejoró significativamente el flujo sanguíneo y la oxigenación y redujo las tasas de crecimiento tumoral. "La inhibición de LRG1 aumentó la cobertura de pericitos de célulasendoteliales y mejoró la función vascular, lo que resultó en una eficacia significativamente mayor de la quimioterapia con cisplatino, la terapia adoptiva de células T y la terapia de inhibición de puntos de control inmunológico (anti-PD1)", indica el estudio. Cuando se combinó con quimioterapia o nuevas inmunoterapias que han mostrado menos utilidad en tumores sólidos, como carcinomas y glioblastomas, hubo un aumento en la infiltración de células inmunes y la actividad de destrucción de células tumorales dentro del tumor en comparación con la monoterapia.
“Nuestros resultados proporcionan evidencia directa de que el bloqueo de la proteína LRG1, que se produce en niveles altos en los tumores, normaliza la vasculatura y mejora la efectividad subóptima actual de las inmunoterapias, incluida la inhibición de puntos de control y la terapia con células CAR-T, en cánceres sólidos", destaca Moss. Y concluye: "Esto abre el potencial para lograr un resultado mucho mejor en muchos pacientes con cáncer que responden mal al estándar de atención actual".