¿Es eficaz realizar cateterismos a las personas mayores frágiles que sufren un infarto de miocardio? Esta es la pregunta que se han hecho miembro del Servicio de Cardiología; la Unidad de Geriatría del Servicio de Medicina Interna y la Enfermería especializada del Área de Enfermedades del Corazón del Hospital Universitario de Bellvitge (HUB), junto con el Hospital Clínico de Valencia, en un estudio publicado en 'JAMA Internal Medicine' que abre las puertas a posibles cambios en las guías clínicas.
El cateterismo es la opción habitual con la que se trata un infarto de miocardio. Es una intervención que consiste en introducir un tubo, catéter o stent en las arterias para abrir camino a la sangre, quitar la obstrucción y reducir el daño que las arterias producen y llevan al paro cardiaco. Este abordaje, sin embargo, no siempre es la más recomendable según el nuevo estudio publicado.
"El tratamiento invasivo rutinario no ofrece ningún beneficio en cuanto al número de días de vida fuera del hospital en el primer año después del infarto en este perfil de pacientes", señala el Dr. Ariza
"El tratamiento invasivo rutinario no ofrece ningún beneficio en cuanto al número de días de vida fuera del hospital en el primer año después del infarto, que es el criterio de valoración básico que hemos introducido en el ensayo”, ha explicado el Dr. Albert Ariza, del Servicio de Cardiología del HUB e investigador del IDIBELL, y uno de los firmantes principales del trabajo, en referencia a los pacientes más mayores y con criterios de fragilidad.
PERSONALIZAR EL TRATAMIENTO
El estudio ha contado con un total de 167 pacientes mayores con criterios de fragilidad y que habían sufrido un infarto agudo de e miocardio sin elevación del segmento ST (una señal que se identifica en el electrocardiograma). Los resultados obtenidos han confirmado la percepción clínica de que el tratamiento invasivo no supone una mejora significativa en un determinado perfil de pacientes caracterizado por su fragilidad.
"Es cierto que por edad no debe desestimarse ningún tratamiento, pero en pacientes de edad avanzada, y fragilidad hay que analizar el riesgo-beneficio del tratamiento de forma personalizada y en algunos casos un abordaje conservador inicial es una alternativa muy razonable", indica el Dr. Ariza. Un criterio que tiene en cuenta reingresos, mortalidad y las preferencias del paciente, que en este perfil están muy relacionadas con el deseo de poder volver a casa lo antes posible después de un ingreso hospitalario. "Es muy importante trabajar en esta línea, porque los enfermos reingresan a menudo y el envejecimiento de la sociedad es creciente", concluye el experto.