Los antioxidantes están demostrando tener importantes beneficios para pacientes con obesidad, con síndrome de ovario poliquístico o incluso en el proceso de envejecimiento. En este último punto son diferentes los estudios que han investigado sobre la forma de influir en los procesos antioxidantes de una población cada vez más envejecida.
La última investigación, desarrollada por la la profesora de Fisiología de la Universidad CEU Cardenal Herrera (CEU UCH) de Castellón, Lucía Gimeno, se ha fijado en el papel de un isoflovona, una sustancia similar al estrógeno presente en plantas como la soja, el kudzu, el lúpulo o el trébol rojo. En concreto se ha centrado en la genisteína, un producto que ya se había mostrado eficaz la salud ósea y cerebral y en la prevención de enfermedades cardiacas y relacionadas con el envejecimiento.
El estudio de la profesora Gimeno y el grupo FreshAge ha demostrado que las microvesículas que liberan las células inmunitarias mononucleares, al ser tratadas con genisteína, mejoran la expresión de los genes antioxidantes en cultivos de células madre pluripotenciales de pulpa dental.
“Observamos que al incubar células madre de pulpa dental con microvesículas aisladas de células inmunitarias mononucleares, tratadas con genisteína, se produce un efecto protector sobre el estrés oxidativo"
“Observamos que al incubar células madre de pulpa dental con microvesículas aisladas de células inmunitarias mononucleares, tratadas con genisteína, se produce un efecto protector sobre el estrés oxidativo, induciendo cambios en la expresión de genes antioxidantes”, destaca Lucía Gimeno.
Según señala la profesora de la CEU UCH, “estos resultados no solo demuestran el potencial antioxidante de la genisteína, presente en alimentos como la soja, sino también la relevancia de la comunicación celular para que esta isoflavona alcance su efecto antioxidante”. El estudio demuestra que el contenido de las vesículas extracelulares de células inmunitarias tratadas con genisteína puede modular los procesos antioxidantes implicados en el envejecimiento.
Estos resultados, añade Gimeno, “pueden llevar a la aplicación futura de las microvesículas extracelulares activadas con genisteína al tratamiento y la prevención de enfermedades que cursen con patrones oxidativos, consiguiendo mejorar la respuesta celular e incluso actuando en modificaciones de la comunicación intercelular asociada al envejecimiento y también a algunas patologías, como enfermedades cardiovasculares, cáncer, infecciones, trastornos de la coagulación, artritis reumatoide o lupus eritematoso sistémico. En ellas se ha visto que hay cambios en los niveles de las vesículas circulatorias”, destaca la profesora de Fisiología de la CEU UCH, Lucía Gimeno.
El estudio ha sido reconocido por el premio a la mejor investigación presentada en formato póster en el 62º Congreso de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), celebrado del 22 al 24 de junio en Madrid, bajo el lema “Envejecer: un desafío”.