Los adyuvantes se han convertido en un elemento clave para potenciar la respuesta inmunitaria contra diversos patógenos. Utilizados en diversos fármacos, aceleran, prolongan o mejoran las respuestas linfocitarias ante los antígenos víricos. Las sales de aluminio, los aceites o los virosomas se han utilizado como potenciadores de forma generalizada para mejorar el efecto de fármacos como las vacunas. Y en los últimos años se está apostando por la saponina.
La saponina es un compuesto derivado de la corteza del árbol de la corteza de jabón chilena. Actualmente se usa como adyuvante en la vacuna contra el herpes zóster y en una vacuna contra la Covid-19 que se encuentra en ensayos clínicos. Unos investigadores del Massachusetts Institute of Technology (MIT) han desarrollado un adyuvante basado en la saponina capaz de potenciar cualquier vacuna contra enfermedades infecciosas.
El nuevo adyuvante consiste en saponinas usadas en una nanopartícula similar a una jaula llamada complejo inmunoestimulador (ISCOM) a la que se incorpora una molécula agonista del receptor de tipo toll (MPLA), que promueven la inflamación al unirse a las células inmunes.
Los investigadores piensan que este tipo de adyuvante también podría ser útil para cualquier otro tipo de vacuna de subunidad, que consta de fragmentos de proteínas virales u otras moléculas
Las pruebas se realizaron en ratones con antígenos del VIH, la difteria y la influenza. Los resultados reflejaron que la nueva nanopartícula provocaba una respuesta de anticuerpos más fuerte que otros adyuvantes. También acelera el flujo linfático a los ganglios, lo que ayuda a que el antígeno inyectado con la vacuna llegue allí antes de que comience a descomponerse.
“Llegar a los ganglios linfáticos rápidamente es útil porque una vez que se inyecta el antígeno, este comienza a descomponerse lentamente. Cuanto antes una célula B pueda ver ese antígeno, es más probable que esté completamente intacto, de modo que las células B se dirijan a la estructura”, explica Darrell Irvine, profesor de Underwood-Prescott, director asociado del Instituto Koch para la Investigación Integrativa del Cáncer del MIT, y miembro del Instituto Ragon de MGH, MIT y Harvard.
Otra forma en que el adyuvante ayuda a estimular las respuestas inmunitarias es activando citocinas inflamatorias que impulsan una respuesta más fuerte. “El hidróxido de aluminio es seguro pero no particularmente potente, por lo que esperamos que (el nuevo adyuvante) sea una alternativa interesante para provocar respuestas de anticuerpos neutralizantes en las personas”, argumenta Darrell Irvine.
Los investigadores piensan que este tipo de adyuvante también podría ser útil para cualquier otro tipo de vacuna de subunidad, que consta de fragmentos de proteínas virales u otras moléculas. El nuevo adyuvante también parece ayudar a estimular la actividad de las células T, lo que podría hacerlo útil como componente de las vacunas contra el cáncer, cuyo objetivo es estimular las propias células T del cuerpo para que ataquen los tumores.