La biopsia líquida está suponiendo un cambio de paradigma en el abordaje del cáncer. Aunque su presencia está todavía limitada en su mayor parte al área de investigación, sus beneficios son cada vez más prometedores. De hecho, autoridades sanitarias como la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA)han aprobado de una forma amplia el análisis de sangre para el seguimiento de diferentes cánceres que se han expandido a la sangre.
De esta forma el cáncer de ovario, el de pulmón de células no pequeñas, el de mama y el de próstata con cambios genéticos de BRCA1 , BRCA2, PIK3CA y ALK cuentan en Estados Unidos con una indicación para realizar a través de análisis de sangre pruebas de seguimiento con las que, además, se ayuda al profesional sanitario a encontrar posibles tratamientos para los pacientes. Son avances a niveles, en muchos casos, muy experimentales, pero que están abriendo una importante puerta en la Oncología.
Porque, como explica a este medio Fernando Peláez, director del Programa de Biotecnología del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), es una herramienta menos invasiva, más rápida y sencilla, más barata y con “múltiples utilidades”. Ahora mismo esta técnica está disponible en algunas partes del mundo para realizar un seguimiento de los pacientes, pero el objetivo es que también se puedan detectar los tumores con un análisis de sangre rutinario.
Fernando Peláez: “Será un avance fundamental en salud pública, y se está investigando en ello muy activamente en laboratorios y hospitales de todo el mundo”
“Será un avance fundamental en salud pública, y se está investigando en ello muy activamente en laboratorios y hospitales de todo el mundo”, celebra Peláez. Los expertos coinciden en que son herramientas con mucho potencial para el diagnóstico, el tratamiento y el seguimiento de los pacientes. Sin embargo, actualmente solo es efectiva en estadios avanzados, cuando ya la señal tumoral se ha liberado a la sangre periférica, o cuando existen marcadores precisos de una solo tipo de cácner. En el caso de tumores localizados, por el momento, no es válida.
GRANDES RETOS
Actualmente, no podemos olvidarlo, contamos con el análisis de sangre del antígeno prostático específico (PSA). Este método, utilizado para el cribado de cáncer de próstata en pacientes masculinos a partir de los 50 años, ha demostrado su eficacia para detectar de forma precoz este cáncer que al año produce 5.500 muertes en España. Sin embargo, es cierto que este tipo de pruebas se han relacionado con un mayor problema de sobrediagnóstico que otros tipos de cribados, como atestigua un informe de la Sociedad Española de Epidemiología (SEEP), pues el PSA también puede aparecer por otros problemas como la hiperplasia benigna de próstata o la prostatitis.
Prácticamente cada día se publican estudios científicos que anuncian el desarrollo de un análisis de sangre que podría permitir detectar diferentes tumores y que mejoren los existentes. Investigadores de la Universidad de East Anglia han desarrollado un nuevo análisis de sangre que cuenta con una precisión del 94% en la detección del cáncer de próstata. También la Universidad de Bristol desarrolló una biopsia líquida para la detección temprana de los gliobastomas, el cáncer cerebral más frecuente. Otros estudios han mostrado la eficacia de esta técnica en el mieloma múltiple o en cáncer de páncreas.
La utilidad de los marcadores tumorales, muchas veces limitada al no estar asociada exclusivamente a procesos tumorales, suponen una barrera en el desarrollo de bipsias líquidas
Este último tumor se caracteriza por ser uno de los más mortales. Pese a que su incidencia es menor que la del cáncer de pulmón o de mama, su letalidad le convierten en la tercera causa de muerte oncológica en nuestro país. Es el tumor sólido con peor pronóstico y con menor supervivencia que hay, declaró a este medio el Dr. Alfredo Carrato. Uno de los principales problemas que existe es que solo el 15% de estos tumores se pueden operar en el momento del diagnóstico.
Detectarlo de forma precoz es clave y en eso trabaja un equipo del CNIO. Hasta 2027 un proyecto europeo buscará biomarcadores detectables en sangre que alerten de la presencia del tumor, como productos derivados de células tumorales.”Si se llegara a definir un marcador o conjunto de marcadores que permitieran la detección temprana del cáncer de páncreas sería una auténtica revolución en el campo”, explica Peláez.
Pese a su rapidez, sencillez y capacidad para detectar cánceres en estadios avanzados o ver cómo están evolucionando los tumores, existen importantes retos para que este método se pueda utilizar en el diagnóstico de los tumores, o incluso en el cribado poblacional. Como señala Fernando Peláez, aunque se han avanzado mucho en los marcadores tumorales, “su utilidad está muy limitada por el hecho de que sus niveles se encuentran también elevados en otras situaciones benignas, no asociadas a procesos tumorales”, como el caso del PSA.
Las biopsias líquidas que detectan mutaciones en ADN tumoral circulante en sangre precisan buscar este ADN y realizar un análisis de secuenciación masiva, ambos procesos complejos y costosos
En el caso de las biopsias líquidas, que detectan mutaciones en ADN tumoral circulante en sangre y que actualmente está aprobado en países como Estados Unidos para realizar seguimiento y tomar decisiones sobre los pacientes, el principal problema es que los métodos de análisis de biopsia líquida incluyen la búsqueda de ese ADN y un análisis de secuenciación masiva para detectar mutaciones que se puedan asociar a la presión de un tumor. “Este tipo de abordajes son técnicamente complejos (tanto el procedimiento como el análisis posterior) y económicamente costosos”, manifiesta el experto.
Conseguir un diagnóstico primario en biopsias líquidas por ADN circulante y mejorar la cartera de biomarcadores en Oncología, son los principales objetivos en los que ahora se trabaja para conseguir que con un análisis de sangre se detecte un cáncer. Cada avance es un paso más. “Existe una intensa actividad de investigación en este campo y es de esperar grandes avances en este terreno en la próxima década”, concluye Fernando Peláez.