Es bien sabido que el alcohol es una sustancia nociva para la salud. Con todo, está arraigada en el imaginario colectivo la idea de que un consumo moderado es beneficioso o que "una vez al año, no hace daño". Algunos estudios ya han comprobado que incluso las pequeñas cantidades de alcohol pueden dañar la salud, si bien otras investigaciones han demostrado que consumir un poco de alcohol puede reducir el riesgo de infarto de miocardio.
Con el objetivo de dilucidar si consumir un poco de alcohol es beneficioso o no para la salud, investigadores de la Universad Autónoma de Madrid, el Hospital La Paz, el Ciberesp y el Imdea-Alimentación, estudiaron a más de 2.000 personas mayores de 65 años que bebían alcohol o eran exbebedores y recogieron datos sobre su consumo de alcohol a lo largo de la vida, hábitos y enfermedades, entre otros, así como el GDF-15 en sangre. Este último parámetro, se constituye como un biomarcador de carga de enfermedad crónica que se encuentra elevado cuando existen enfermedades, incluso cuando todavía no han aparecido los síntomas.
La UAM explica que este estudio, publicado en la revista Addiction y financiado por el Plan Nacional sobre Drogas, utilizó métodos muy rigurosos de análisis de datos, como considerar todo el alcohol consumido a lo largo de la vida, en lugar de solo el consumido en la actualidad. “Esto permitió asignar a los exbebedores a los grupos de bebedores que les corresponderían según el alcohol consumido a lo largo de la vida en lugar de eliminarlos de dichos grupos. Así se evitan errores habituales en estos estudios, puesto que muchos exbebedores dejaron de beber por problemas de salud, y al eliminarlos se podría observar una aparente mejor salud en los que siguen bebiendo”, apuntan los autores.
En las personas enfermas, las que bebían mucho tenían niveles de GDF-15 un 27% más altos que las que bebían poco
Asimismo, los investigadores estudiaron por separado a las personas con diabetes o enfermedad cardiovascular y a las que no tenían estas enfermedades, para así establecer si el alcohol influye sobre la salud. También tuvieron en cuenta diferentes características de los participantes, tanto sociodemográficas como de estilos de vida.
Este análisis reveló que en las personas sanas (sin diabetes ni enfermedad cardiovascular), el consumo de alcohol solo se asoció a los niveles de GDF-15 en los que bebían mucho (más de dos copas diarias las mujeres y más de cuatro los hombres), aumentando un 2,7% con cada copa de alcohol. Por el contrario, en las enfermas, las que bebían mucho tenían niveles de GDF-15 un 27% más altos que las que bebían poco (menos de una copa diaria en las mujeres, y menos de dos en los hombres). Además, el GDF-15 aumentaba casi un 2% con cada copa de alcohol.
El estudio evidencia los perjuicios de beber mucho alcohol sobre el GDF-15, pero no identifica beneficios de beber solo un poco
“El contexto en que se bebe también era importante. Así, en los participantes sanos, tener un patrón mediterráneo de consumo de alcohol, caracterizado por beber poco, preferentemente vino, y solo durante las comidas o acompañado de una dieta mediterránea, se asociaba con niveles algo más bajos de GDF-15. Estos resultados probablemente se deben más a que consumir con la comida reduce la alcoholemia, o a la dieta mediterránea, que al propio alcohol”, informan los autores.
En otras palabras, el estudio evidencia los perjuicios de beber mucho alcohol sobre el GDF-15, pero no identifica beneficios de beber solo un poco. “Esto tiene importantes implicaciones prácticas, porque sugiere que las personas mayores no mejorarían su salud bebiendo poco, pero sus enfermedades crónicas podrían agravarse si bebieran más”.
Al hilo, aunque las asociaciones observadas no parecen muy grandes, en base a asociaciones de otros estudios entre GDF-15 y muchas enfermedades crónicas y también con la mortalidad, sí que tienen gran relevancia desde el punto de vista de salud pública dado que el consumo de alcohol está muy extendido en la población, concluye la UAM.