El abordaje de las leucemias está viviendo en los últimos años una importante evolución que está cambiando el paradigma que hasta hace poco se tenía con estas patologías. Como señala un estudio de la Red Española de Registro de Cáncer (REDECAN) publicado en la revista ‘Cancers’, en general en nuestro país se ha vivido en los últimos años una mejora de la supervivencia en la mayoría de los cánceres, pero lo cierto es que por ejemplo la leucemia mieloide crónica es la que más ha mejorado su pronóstico en los últimos años. No es el único tipo de este tumor de la sangre que ha sufrido una mejora en su progresión.
Según datos de la Sociedad Americana de Oncología Clínica, por una parte la leucemia linfoblástica aguda ha conseguido una supervivencia del 92% en los menores de 15 años y del 76% en los adolescentes de entre 15 y 19 años. Los avances en terapias dirigidas, celulares e inmunoterapia en combinaión con quimioterapia suponen un cambio en el tratamiento que presenta un camino muy optmista según los expertos.
En el caso de la leucemia linfocítica aguda, se disminuyó su tasa de mortalidad un 1% entre 2008 y 2017, un avance en los tratamientos que ha alargado “significativamente la vida de estos pacientes” a juicio de los expertos, aunque todavía haya mucho campo de mejora (la tasa de supervivencia a 5 años para las personas de 20 años o más es del 40%. La tasa de supervivencia a 5 años para las personas menores de 20 años es del 89%).
“En leucemia linfoblástica, mieloma o linfoma la inmunoterapia está mostrando resultados esperanzadoras y con bajos niveles de toxicidad”
Por otra parte, en la leucemia mieloide aguda o aguda mieloblástica también se ha vivido una mejora en su abordaje que se traduce en una mayor tasa una supervivencia, que actualmente es de un 40% a 5 años. Y es que “a día de hoy el 50% de los pacientes con leucemia aguda mieloblástica dispone o puede disponer de terapias dirigidas para combinar con quimioterapias convencionales”, explica el Dr. Pau Montesinos, coordinador del Grupo Español de Leucemia Mieloblástica Aguda del Programa Español de Tratamientos en Hematología (LMA-PETHEMA) perteneciente a la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) y responsable de la Unidad de Leucemia del Servicio de Hematología del Hospital Universitario y Politécnico de La Fe (Valencia).
Un avance que no para aquí, pues cada vez hay más tratamientos que llegan a la práctica clínica o que se están mostrando muy prometedores en los ensayos clínicos para las leucemias. Un cambio abismal, pues hasta ahora los pacientes como los de leucemia aguda mielobástica solo tenían una opción de tratamiento.
LEUCEMIA MIELOIDE AGUDA Y TERAPIA DIRIGIDA
El Hospital de la Fe al que pertenece el experto y otros centros hospitalarios españoles están trabajando con ahínco en diferentes ensayos clínicos de inmunoterapia para estas leucemias. “En leucemia linfoblástica, mieloma o linfoma la inmunoterapia está mostrando resultados esperanzadoras y con bajos niveles de toxicidad”, detalla el Dr. Montesinos. “Un campo que es especialmente difícil en la leucemia aguda mieloblástica”, añade.
En este último tipo de leucemia los grandes avances se están dando en terapias dirigidas, “están cambiando el paradigma de la enfermedad”, reconoce el Dr. Montesinos. Uno de esos tratamientos esperanzadores es el inhibidor de menina para los pacientes con leucemia aguda con mutación en KMT2A o NPM1. Este fármaco en fase I de ensayo clínico ha mostrado obtener una relevante respuesta en pacientes refractarios a los tratamientos actuales. En este sentido, como publicaban recientemente los investigadores en ‘Nature’, se ha conseguido que el 30% de los pacientes obtuvieran una remisión completa, y el 78% logró la eliminación de la enfermedad sin que se pudiera detectar de forma residual. “Este medicamento, y otros inhibidores de menina que también se están desarrollando, están mostrando actualmente una eficacia antileucémica considerable”, señala el Dr. Montesinos.
“Ahora es importante que todos los tratamientos de inhibidores se aprueben en primera línea"
No son los únicos inhibidores que existen. En los últimos cinco años se han aprobado terapias dirigidas para el receptor FLT3, que ya están en la práctica clínica y cuya segunda generación ha mostrado resultados más potentes y menos tóxicos. También se han desarrollado otros tipos de inhibidores como los del IDH, BCL-2 o el anticuerpo monoclonal con unión a la proteína CD33. Estos, tanto en monoterapia como en combinación con otros tratamientos como quimioterapia obtienen buenos resultados en los pacientes, cambiando el pronóstico que tenían hasta ahora. Poco a poco estos fármacos se van incorporando a la asistencia clínica.
“Son avances muy importantes que están obligando a hacer diagnósticos de biología molecular. Caracterizar la alteración genética es fundamental para poder aplicar la medicina de precisión a nuestros placientes”, señala el Dr. Pau Montesinos. “Ahora es importante que todos los tratamientos de inhibidores se aprueben en primera línea, permitiéndonos acceder a mejoras en el pronóstico de nuestros pacientes”, concluye.