Lesiones eczematosas, xerosis (sequedad de la piel) y picor intenso son algunos de los principales síntomas de la dermatitis atópica, una enfermedad crónica que cursa en forma de brotes y afecta a alrededor del 20% de los niños y a entre el 1 y el 3% de los adultos.
Aunque está arraigada en el imaginario colectivo la idea de que se trata de una enfermedad menor, que cursa con ligeras molestias y picores, la realidad es mucho más compleja. Según si el paciente padece la enfermedad de forma leve, moderada o grave, la dermatitis atópica – también conocida por las siglas DA – puede alterar la calidad de vida de quien la sufre. Y es que además de las molestias físicas producidas por las lesiones, rojeces e inflamación de la piel, esta enfermedad tiene un alto impacto a nivel psicológico, en especial en los adolescentes.
Laura es una joven de 15 años con dermatitis atópica que vive con la enfermedad desde que nació. Habla con ConSalud.es mientras está en mitad de un brote para contar cómo es el día a día con DA. “Te levantas y tienes las manos super secas, parece que tengas 50 años más. Tienes que echarte crema, curar las heridas, a veces vendarte las manos… En el instituto de vez en cuando caen las típicas preguntas: ¿Es contagioso? ¿Te pica?”
Aunque está acostumbrada, reconoce que a veces le da vergüenza enseñar las manos y no puede hacer determinadas actividades. “En educación física, por ejemplo, si hacemos deportes de raqueta, me duelen las manos. O cuando hago vóley, me salen heridas”. Laura ha tenido que faltar a clase en alguna ocasión por brotes o infecciones provocadas por la dermatitis atópica. También ha estado a punto de perder las uñas, añade Rocío, su madre.
“Hay que tomar más en consideración cómo afecta la enfermedad al paciente, porque la dermatitis atópica es más de lo que vemos”
Si la adolescencia ya es una época complicada en la que hay cambios tanto físicos como psicológicos, la dermatitis atópica agrava los malestares de estos pacientes. “La enfermedad les afecta en su autoestima, porque las lesiones casi siempre afectan a zonas visibles como la cara o las manos, les produce tanto picor que no pueden dormir y no descansan, lo que también altera su rendimiento escolar”, explica la dermatóloga del Hospital Son Espases, Ana Martín.
En esta línea, Ana Gómez Lobon, farmacéutica de dispensación del mismo centro, añade que puede producir “alteraciones importantes del sueño, irritabilidad, alteraciones de conducta, ansiedad o depresión”. Las familias de los pacientes no quedan exentas de padecer estos síntomas.
Por tanto, y ya que la DA “condiciona de forma importante la calidad de vida del paciente, la intervención precoz puede ayudar de manera eficaz e incluso modificar la evolución de la dermatitis atópica”, insiste Gómez Lobon. Tanto es así, que un abordaje temprano puede evitar el desarrollo de otras enfermedades como la rinoconjuntivitis alérgica, asma, alergias alimentarias o esofagitis eosinofílica.
Asimismo, la Dra. Martín añade que otro aspecto fundamental en el abordaje de la dermatitis atópica es la comunicación médico-paciente. “Hay que tomar más en consideración cómo afecta la enfermedad al paciente, porque la dermatitis atópica es más de lo que vemos”. En este sentido, “a la hora de decidir un tratamiento, no solo tenemos que evaluar lo que estamos viendo, también intentar que el paciente nos explique cuánto le pica, le duele, le limita en su día a día… Esto tiene que incorporarse a las historias clínicas y a las decisiones terapéuticas”, subraya la dermatóloga.
“Los que no están afectados por dermatitis atópica, tienen el concepto de que no es nada y no se dan cuenta de lo que realmente es la enfermedad”
Debido a este notable impacto emocional, los expertos y pacientes reclaman apoyo psicológico, así como acabar con la banalización alrededor de la patología. “Los que no están afectados por dermatitis atópica, tienen el concepto de que no es nada o no es mucho, y no se dan cuenta de lo que realmente es la enfermedad”, explica Laura.
La farmacéutica del Son Espases coincide y apunta que, aunque la mayoría de la población conoce lo que es la dermatitis atópica o, al menos, ha oído hablar de ella, en la mayoría de los casos se piensa en formas leves que no tienen un gran impacto en la calidad de vida del paciente. “En general, se desconoce la existencia de las formas graves y de las consecuencias que pueden tener sobre las personas que las padecen”, asegura.
Otra de las necesidades no cubiertas de los pacientes tiene que ver con el factor económico. Las cremas, aceites y demás productos para hidratar y cuidar la piel, no suelen estar financiados, lo que supone un impacto económico notable para las familias.
Guías y protocolos bien definidos, así como tratamientos más eficaces y seguros que permitan un control rápido y eficaz de la enfermedad, son las principales reivindicaciones de los profesionales y pacientes con una enfermedad que va mucho más allá de los síntomas físicos.
“Con la colaboración de AbbVie”