Un nuevo estudio presentado en ENDO 2023 (la reunión anual de la Sociedad Endocrina estadounidense) revela que los sistemas de administración de insulina de circuito cerrado pueden mejorar el control de la glucosa en niños con diabetes tipo 1. Dichos sistemas consisten en dispositivos que emplean un monitor continuo de glucosa. Esto, unido a una bomba de insulina, permite regular automáticamente los niveles de azúcar en sangre.
El sistema funciona "en bucle cerrado" porque supervisa y ajusta continuamente (iniciando y deteniendo) la administración de insulina en función de los niveles de azúcar en sangre de la persona, sin necesidad de intervención manual.
El primer sistema de bucle cerrado se aprobó para uso pediátrico en Estados Unidos en 2020. Desde entonces, se han realizado muchos ensayos clínicos aleatorizados con sistemas de bucle cerrado.
Godoi: "Descubrimos que el uso de sistemas de circuito cerrado conducía a un mejor control de la glucosa, lo que representa una importante oportunidad de tratamiento para reducir las complicaciones en niños con diabetes tipo 1"
Sin embargo, según la investigadora del estudio, Amanda Godoi, de la Universidad de Cardiff (Reino Unido), hasta ahora no se había realizado ninguna revisión de los estudios que evaluaban el efecto del uso prolongado de los sistemas de bucle cerrado sobre los niveles de glucosa en niños y adolescentes con diabetes de tipo 1.
"El tratamiento de la diabetes tipo 1 en niños es un reto clínico --afirma Godoi--. Descubrimos que el uso de sistemas de circuito cerrado conducía a un mejor control de la glucosa, lo que representa una importante oportunidad de tratamiento para reducir las complicaciones y la morbilidad en niños con diabetes tipo 1".
Los investigadores revisaron nueve estudios de ensayos controlados aleatorios de al menos 12 semanas de duración que comparaban los sistemas de circuito cerrado con la atención habitual en un total de 892 niños con diabetes tipo 1.
La atención habitual es la administración de insulina a través de múltiples inyecciones diarias o bombas con sensores, que se utilizan habitualmente en el tratamiento de la diabetes. Estos sistemas no están automatizados, por lo que el paciente debe controlar sus niveles de azúcar en sangre y ajustar la administración de insulina en consecuencia.
Los niños y adolescentes que utilizaron un sistema de circuito cerrado experimentaron una pequeña e importante reducción del 0,35% en los niveles de HbA1c, un análisis de sangre que mide los niveles medios de azúcar durante los últimos tres meses.
Godoi: "Nuestros resultados demuestran que la tecnología de bucle cerrado parece segura y superior a los cuidados habituales para controlar los niveles de glucosa"
También aumentaron un 9,96% de media el tiempo en un rango óptimo de glucosa, sin aumentar el riesgo de efectos adversos como la hipoglucemia (niveles demasiado bajos de azúcar en sangre) y la cetoacidosis diabética (una grave complicación de la diabetes que se desarrolla cuando el organismo no puede producir suficiente insulina).
"Nuestros resultados demuestran que la tecnología de bucle cerrado parece segura y superior a los cuidados habituales para controlar los niveles de glucosa", destaca Godoi.