Un estudio desarrollado por investigadores del Ciber de Epidemiología y Salud Pública (Cibersp) de la Universidad de Oviedo y la Autónoma de Madrid (UAM) revela que el consumo de ácidos grasos poliinsaturados protegen a las mujeres frente a la discapacidad auditiva. Este tipo de ácidos grasos se encuentra principalmente en nueces, pescados como el salmón, la caballa o el atún blanco, y las semillas de girasol, entre otros.
El trabajo - publicado en el European Journal of Nutrition - ha analizado a más de 105.000 hombres y mujeres de más de 40 años participantes en el estudio UK Biobank, para estudiar la asociación entre el consumo de ácidos grasos y la discapacidad auditiva en mujeres durante tres años.
"La ingesta dietética por parte de los participantes de ácidos grasos totales, ácidos grasos poliinsaturados (PUFA) como el Omega 3, ácidos grasos saturados (SFA) y ácidos grasos monoinsaturados (MUFA) se evaluó al inicio del estudio, examinando asimismo la capacidad auditiva de los pacientes. De los 105.000 participantes, 832 hombres y 872 mujeres desarrollaron una discapacidad auditiva al finalizar el estudio", explica el Ciber.
Los resultados revelan una relación entre una alta ingesta de ácidos grasos poliinsaturados y un riesgo menor de discapacidad auditiva en mujeres, especialmente entre las de menos de 60 años. En palabras del investigador del Ciberesp y primer autor del estudio, Humberto Yévenes, "reemplazar el 5% de la ingesta energética de ácidos grasos saturados por una energía equivalente de ácidos grasos poliinsaturados podría reducir el riesgo de discapacidad auditiva en un 25%".
La evidencia científica sugiere que el sexo modela la susceptibilidad a la pérdida de audición relacionada con la edad por el efecto protector de los estrógenos sobre la función auditiva
Por otro lado, la investigadora del Ciberesp en la UAM, Esther López, asegura que "este estudio es muy importante porque la pérdida auditiva es una de las principales causas de años vividos con discapacidad, y se considera invisible porque habitualmente se subestima en comparación con otros problemas de salud, de ahí que podríamos ayudar a desarrollar recomendaciones dietéticas para conservar una audición óptima".
Según informa el Ciberesp en nota de prensa, "en las personas mayores, la pérdida auditiva se ha asociado con un mayor riesgo de aislamiento social, depresión, deterioro cognitivo, mala calidad de vida y un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular. Asimismo, evidencia científica sugiere que el sexo modela la susceptibilidad a la pérdida de audición relacionada con la edad por el efecto protector de los estrógenos sobre la función auditiva. Además, también se puede perder audición por una función vascular deteriorada, por lo que los alimentos que puedan mejorar esta función pueden tener un papel protector".
Es por esta razón que los expertos consideran que es importante continuar investigando para determinar la causa de las diferencias entre hombres y mujeres y detectar si el consumo de ácidos grasos saturados aumenta el riesgo de pérdida de audición.