A un 9% de personas con alto riesgo de tener hepatitis C no se les realizó la prueba de anticuerpos de VHC (anti-VHC). Esta es la principal conclusión que se desprende de un estudio realizado en los dos últimos años en seis hospitales públicos de Madrid (H.U. La Paz, H.U. Puerta de Hierro Majadahonda, H.U. Doce de Octubre, H.U. Ramón y Cajal, H.U. Infanta Leonor y H.U Gregorio Marañón) y liderado por el profesor Jeffrey V Lazarus, del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal).
Según el estudio, de las personas de alto riesgo a las que sí se les hizo la prueba, el 29% dieron positivo. Por lo que si las proporciones se mantuvieran, los investigadores calculan que, de las 350 personas a las que no se les ofreció el test anti-VCH, “más de un centenar de ellas podrían tener VHC y no saberlo”. Entre 2017 y 2018, la prevalencia de anticuerpos frente al VHC en población general de 20 a 80 años en España era de 0,85% y la de infección activa de 0,22% según los resultados del '2º Estudio de Seroprevalencia en España (2017 -2018)' encargado por el Ministerio de Sanidad.
La brecha en el diagnóstico representa “un gran obstáculo para el objetivo de la eliminación marcado por la Organización Mundial de la Salud, al que España puede seguir aspirando antes de 2030, a pesar del retraso provocado por la pandemia”, en palabras del doctor Javier García-Samaniego, coordinador de la Alianza para la Eliminación de las Hepatitis Víricas en España (AEHVE), Jefe de Sección de Hepatología de La Paz y participante en esta investigación.
En el colectivo de personas que se inyectan drogas (PID), donde las pérdidas de seguimiento alcanzan el 40%
Para conseguir estos objetivos, los facultativos señalan la necesidad de mejorar las estrategias de cribado y de seguimiento en esa población vulnerable que constituyen los pacientes de mayor riesgo. Con la mejora evitarían esa brecha tanto en el momento de diagnosticar e iniciar el tratamiento como en toda la fase del mismo hasta la curación.
De hecho, la investigación refleja que durante esta última fase de tratamiento se producen pérdidas que alcanzan igualmente hasta el 10% de los pacientes tratados. El seguimiento se hace principalmente complicado con el colectivo de personas que se inyectan drogas (PID), donde las pérdidas alcanzan el 40%. Mientras que aquellos con enfermedades hematológicas hereditarias (EHH) tienen una proporción más alta de seguimiento del tratado y cura. Estos datos revelan, según el profesor Lazarus, la necesidad de “adoptar estrategias de micro-eliminación específicamente dirigidas a los colectivos más vulnerables y desconectados del sistema sanitario”.
El estudio, presentado en el 46 Congreso de la Asociación Española para el Estudio del Hígado (AEEH), que se celebra hasta mañana 16 de junio en Madrid, ha incluído todos los tipos de pacientes de alto riesgo: pacientes con EHH, PID, coinfectados con VIH, pacientes en programas de hemodiálisis o pre-diálisis, con enfermedad hepática avanzada (EHA) y trasplantados. Del total de pacientes, al 35% se le realizó la prueba de ARN-VHC y el 62% de estos fueron positivos (pacientes con infección activa). Los pacientes con EHA tuvieron el mayor porcentaje de ARN-VHC positivos (33%) y los de pre-diálisis el menor (0%).