Ir al baño es un acto rutinario que se puede compatibilizar con cualquier otra actividad del día al día, como ir a trabajar o ir de compras. Pero la realidad es que no todos pueden tener este “privilegio”. Es el caso de las personas ostomizadas, que tienen que eliminar sus excrementos y orina en una bolsa que llevan adherida al cuerpo. Para hacerlo bien, necesitan un aseo adaptado, y en la mayoría de baños del territorio español no existen.
Concretamente, la ostomía es la exteriorización del intestino a la pared abdominal, tras una intervención quirúrgica fruto de enfermedades como el cáncer de colon, diverticulitis con peritonitis intensa, infartos intestinales, traumatismos graves, problemas anales complejos o ciertas enfermedades como el cáncer de vejiga o afecciones que causan graves problemas de la vejiga.
En nuestro país aproximadamente hay 100.000 personas ostomizadas y cada año se suman unos 16.000 nuevos casos a la lista. Estos pacientes pueden experimentar miedo e inseguridad tras la intervención, por ello es necesario que la sociedad conozca esta práctica, empatice con el paciente, le apoye y le integre, tanto en el ámbito social como laboral. Una persona con una ostomía puede hacer una vida completamente normal si adopta una serie de rutinas para cuidar el estomago y usar los dispositivos sanitarios adecuados. Así la ostomía puede pasar inadvertida.
Pilar entra en el baño de discapacitados, y es cuando recibe "caras raras". "No saben que llevamos la bolsa oculta y que necesitamos tener acceso al agua, un espacio más amplio y a veces te observan y te dicen “pero usted dónde va, no se cuele"
Sin embargo, la falta de baños adaptados no es el único inconveniente por el que deben pasar los pacientes. “Lo que más necesitamos es que haya consultas de ostomía en todos los hospitales, porque todavía faltan muchas y las pocas que hay, a lo mejor solo hay un par de estomaterapeutas y cuando faltan no hay nadie quien nos atienda”, explica Pilar Montiel, paciente ostomizada.
La vida con una bolsa de ostomía después de la enfermedad depende, entre otras cosas, del grado de aceptación del paciente y su entorno, pero el impacto puede ser mínimo si se cuenta con la ayuda y el asesoramiento de profesionales especializados. Por eso, Pilar asegura que esta figura es “fundamental para poder afrontar el proceso tanto antes como después de empezar a usar la bolsa porque son los que principalmente nos enseñan a manejarnos con la ostomía”.
De la misma forma, denuncia que también son necesarias estas citas antes de la operación, sobre todo cuando se tratan de urgencias. “Es muy importante que se haga un buen marcaje de la zona donde poner el estoma. A veces los cirujanos no pueden ponerlo exactamente en el lugar correcto por motivos diversos, pero es fundamental para que luego puedan llevar una vida lo más normal posible y que no estorbe, porque a veces la bolsa se encuentra donde se abrochan los pantalones o donde hay pliegues en la piel y el estomaterapeuta puede hablar con la persona que va a ser ostomizada, que le explique cómo es el proceso y que les enseñe los dispositivos".
ADAPTAR LOS BAÑOS, UNA FORMA DE VISIBILIZAR
Pilar asegura que en muchas ocasiones por ir al baño le han mirado con “cara rara”. La gran mayoría de los baños públicos no tienen donde depositar los dispositivos, y en muchas ocasiones “se necesitan hasta seis manos para cambiar la bolsa porque hay una fuga y no existen cubetas donde se pueda tener agua, unas perchas para poder colgar la ropa o un espacio plano para dejar los dispositivos para poder quitar el dispositivo que está mal y cambiarlo por el nuevo”.
La bolsa de ostomía no debe ser vista como “el problema” sino como la solución
En estos casos, Pilar entra en el baño de discapacitados, y es cuando nota que las miradas no son normales. “No saben que llevamos la bolsa oculta y que necesitamos tener acceso al agua, un espacio más amplio y a veces te observan y te dicen “pero usted dónde va, no se cuele” y estas cosas no nos ayudan. Por eso queremos dar visibilidad y atención centrada en los baños. Cada vez se está viendo como se adaptan más baños, pero aun sigue quedando bastante”.
Está claro que, la persona que haya pasado por un diagnóstico grave, que tiene una enfermedad y encima es latente, peligrosa y se encuentra con una bolsa dónde va a evacuar siempre las heces o la orina, pasa por un proceso traumático. En todo caso la bolsa de ostomía no debe ser vista como “el problema” sino como la solución.