El otoño empeora la salud mental: un 10% de la población sufre ansiedad y depresión en esta época

El trastorno afectivo estacional (TAE) es el causante de este malestar psicológico que es mayor en mujeres que en hombres

Mujer con trastorno afectivo estacional por el otoño. (Foto: Freepik)
Mujer con trastorno afectivo estacional por el otoño. (Foto: Freepik)
Itziar Pintado
10 octubre 2024 | 09:40 h

La llegada del otoño está relacionada con mayor afectación de la salud mental. En esta época, aparecen algunos trastornos que afectan al estado psicológico de las personas relacionados con factores biológicos y ambientales. Según señala el Dr. Alberto Bullón Sáez, jefe de Servicio de Psiquiatría del Hospital Universitario Ruber Juan Bravo, “la reducción de las horas de luz solar, las alteraciones de los ritmos circadianos, las bajas temperaturas y el menor tiempo dedicado a actividades al aire libre o a actividades sociales o los cambios en la dieta o en la actividad física son algunos ejemplos que pueden afectar al estado de bienestar psicológico”.

El trastorno afectivo estacional (TAE) es una forma de depresión que aparece cíclicamente durante el otoño y el invierno, desapareciendo en primavera. Las personas que lo padecen experimentan síntomas como fatiga, tristeza persistente, cambios en el apetito y el sueño, y falta de energía.

Uno de los factores más importantes es la disminución de la luz solar, que altera los ritmos circadianos

Este trastorno puede estar condicionado por una serie de factores. Entre ellos, uno de los más importantes es la disminución de la luz solar, que altera los ritmos circadianos, responsables de regular el ciclo sueño-vigilia y otras funciones corporales. La exposición limitada a la luz del sol durante esta temporada afecta la producción de serotonina, un neurotransmisor clave para el bienestar emocional, y aumenta los niveles de melatonina, una hormona que favorece el sueño. Esta combinación puede dar lugar a síntomas de depresión y ansiedad.

A medida que los ritmos circadianos se ven afectados por los cambios en la luz natural, la glándula pineal, encargada de producir melatonina, se altera, lo que impacta tanto el estado de ánimo como el sueño. Este desequilibrio es un detonante importante de episodios de ansiedad y depresión, ya que la estabilidad de estos ritmos es crucial para el mantenimiento del equilibrio emocional.

Otro factor biológico relevante es la inflamación del sistema inmunológico, que se activa en respuesta a infecciones comunes durante el otoño, como los resfriados. La inflamación produce citoquinas, sustancias que pueden interferir con los niveles de neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, lo que agrava los síntomas de ansiedad y depresión en algunas personas, afectando su bienestar general.

LOS FACTORES AMBIENTALES

Además de los factores biológicos, el entorno y las condiciones psicológicas juegan un papel importante. Durante el otoño, el clima más frío y la reducción de actividades al aire libre suelen llevar a un mayor aislamiento social. La falta de interacción con otras personas afecta la regulación emocional, ya que reduce la producción de hormonas como la oxitocina, que está relacionada con la sensación de bienestar y la conexión con los demás.

El estrés también aumenta durante el otoño, en parte debido a los cambios en las rutinas laborales y escolares. Este tipo de estrés, si se prolonga, afecta el funcionamiento del eje hipotalámico-pituitario-adrenal (HPA), lo que incrementa los niveles de cortisol, la hormona del estrés. Niveles elevados de cortisol están vinculados con un agravamiento de los trastornos de ansiedad y depresión, lo que hace que las personas se sientan más agobiadas y menos capaces de lidiar con las tensiones cotidianas.

Otro aspecto clave en el bienestar mental es la actividad física. En otoño, debido al clima más frío y a las lluvias, es común que las personas reduzcan su nivel de ejercicio. Esto tiene un impacto directo en el estado de ánimo, ya que el ejercicio favorece la liberación de endorfinas, sustancias que generan sensación de felicidad, y también estimula la neurogénesis, procesos esenciales para mantener la salud mental.

“Los estudios sugieren que la alteración en los transportadores de serotonina y ciertos polimorfismos genéticos relacionados con el sistema dopaminérgico aumentan la susceptibilidad a los síntomas depresivos y ansiosos durante el otoño”

Es importante destacar que no todas las personas experimentan los mismos efectos en su salud mental durante el otoño. Quienes tienen una predisposición genética a sufrir ansiedad o depresión pueden ser más susceptibles a los cambios estacionales, lo que los hace más vulnerables a desarrollar síntomas de estos trastornos en esta época del año. “Los estudios sugieren que la alteración en los transportadores de serotonina y ciertos polimorfismos genéticos relacionados con el sistema dopaminérgico aumentan la susceptibilidad a los síntomas depresivos y ansiosos durante el otoño”, asegura el experto.

¿CÓMO PREVENIR EL TAE?

Finalmente, para prevenir el trastorno afectivo estacional (TAE) y mantener una buena salud mental, es recomendable aumentar la exposición a la luz natural, seguir una rutina de ejercicio regular, llevar una dieta balanceada rica en omega-3, evitar el aislamiento social, y mantener hábitos de sueño estables. “No obstante, si a pesar de todo ello se intensifican los síntomas depresivos, la alternativa nunca es no hacer nada, sino que buscar ayuda profesional puede prevenir el deterioro de la salud mental por estos factores”, concluye el especialista.

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