Los oncólogos recomiendan cribados nutricionales para evitar el síndrome de anorexia-caquexia

Según un estudio de la SEOM la supervivencia de los pacientes oncológicos puede llegar a reducirse a la tercera parte si el paciente presenta una caquexia avanzada

Paciente con cáncer (Foto. Freepik)
Paciente con cáncer (Foto. Freepik)
Paola de Francisco
24 noviembre 2021 | 11:30 h

Una buena situación nutricional es básica para garantizar la salud de las personas, y también el funcionamiento de los tratamientos. Trastornos de alimentación como el síndrome de anorexia-caquexia (SAC) se asocia a una peor respuesta al tratamiento antineoplásico y deterioro de la calidad de vida del paciente, afectando emocionalmente y aumentando la morbimortalidad de los pacientes. Ante esta situación la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y, en concreto, su Sección de Cuidados Continuos, ha realizado un estudio para conocer cómo es el manejo del SAC en nuestro país y elaborar unas recomendaciones para su manejo como cribados nutricionales y dosis bajas en el tratamiento con  acetato de megestrol.

El síndrome de anorexia-caquexia es uno de los síntomas más frecuentes en los pacientes con cáncer avanzado, se presenta en el 50% de los enfermos con tumor extendido y hasta el 80% en fase terminal. Este tipo de trastorno se caracteriza por una pérdida acelerada de peso, de un 10% en seis meses, que no se revierte con la ingesta calórica. Esto provoca pérdida de apetito, debilidad progresiva, aumento del consumo enrgético en reposo y alteraciones metabólicas.

Sin embargo, preocupa principalmente porque es un factor de mal pronóstico en los pacientes oncológicos al condicionar la tolerancia al tratamiento citostático y en último término es causa importante de muerte. De hecho, la supervivencia de los pacientes oncológicos puede llegar a reducirse a la tercera parte si el paciente presenta una caquexia avanzada.

 La mitad de los encuestados considera que se trata poco este síntoma en sus fases iniciales, pese a que dos tercios afirma tener formación sobre el síndrome

Según refleja el estudio QUASAR-SEOM (QUalityoflife and Anorexia caquexia SyndromereseARch) promovido por la Sección de Cuidados Continuos la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), casi la mitad de los oncólogos, el 41,2% afirma mantener algún protocolo para abordar el SAC, a pesar de que el 94,1% desconocen si existen protocolos específicos en las comunidades autonomas, en los centros hospitalarios o en sus servicios.

La encuesta se realizó a un oncólogo médico de cada comunidad autónoma. La mitad de los encuestados considera que se trata poco este síntoma en sus fases iniciales, pese a que dos tercios afirma tener formación sobre el síndrome. 

También se desprende de los resultados que el 88,2% conoce el fármaco con indicación en el tratamiento del SAC asociado al cáncer; un 70,6% utiliza los orexígenos o fármacos estimuladores del apetito y un 76,5% cree que la suplementación nutricional es el mejor tratamiento para revertir el SAC. Por último, un 17,6% considera su falta de experiencia en el uso de los orexígenos como una barrera a la hora de usarlos en sus pacientes con cáncer.

RECOMENDACIONES CON EL SAC

Según lo establecido en las diferentes fases del estudio, los oncólogos llegaron al consenso en que se debe realizar un cribado nutricional (escalas MST y nutriscore) al diagnóstico del cáncer y que este debe incluir parámetros antropométricos y bioquímicos. En cuento al empleo de acetato de megestrol como tratamiento del SAC, se alcanzó consenso en que debe iniciarse a dosis bajas y ajustar según respuesta y en que tarda unos días en hacer efecto.

Estas cifras "hacen que los oncólogos médicos españoles demos importancia al estado nutricional del paciente con cáncer y hagamos un seguimiento periódico de su peso y de su apetito, según se recoge en una encuesta realizada a estos profesionales en el marco del proyecto QUASAR”, comenta la Dra. Paula Jiménez Fonseca, coordinadora del estudio, oncóloga médico del Hospital Universitario Central de Asturias.

Sin embargo, no se llegó a un consenso sobre si puede o no ser compensado con aumento del aporte calórico. Tampoco sobre la utilidad de variables inmunológicas, de la proteína C reactiva, ni sobre la la mejor intervención en pacientes en fase de cuidados paliativos.

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