Este jueves 30 de noviembre da comienzo la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2023 (COP28). Este encuentro, que tendrá lugar en Dubái, reunirá a líderes de gobiernos, negocios, ONG y sociedad civil para tratar de dar con soluciones concretas a la crisis climática. “Es una oportunidad crucial para tomar el rumbo correcto y acelerar la acción para afrontar la crisis climática, teniendo en cuenta los récords de las temperaturas a nivel mundial y los fenómenos temporales extremos que afectan a la población del planeta”, se explica desde la propia ONU. Así, en esta reunión se hará balance del progreso del Acuerdo de París y se determinarán nuevas acciones para reducir las emisiones.
Dado que este evento hará confluir a numerosos actores políticos y entidades nacionales e internacionales, desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha pedido que la salud “ocupe un lugar central en las negociaciones”. En este sentido, la entidad sanitaria ha defendido la necesidad de aplicar el enfoque de la salud a todas las políticas y medidas que se planteen “sin dejar lugar a excusas y obligando a los negociadores a reconocer que tienen la responsabilidad del bienestar de nuestro activo más valioso: la salud de las poblaciones de todo el mundo”. Además, el Dr. Tedros Adhanom Ghebreyesus, Director General de la OMS, ha destacado este lunes que “dar prioridad a la salud no es sólo una elección; es la base de sociedades resilientes".
Desde la OMS se han recordado además todos los fenómenos meteorológicos extremos que han estado ocurriendo en el mundo durante los últimos meses. “Una visión aterradora de lo que nos espera en un mundo que se calienta rápidamente”, se ha alertado. En este sentido, la entidad ha hecho referencia al reciente informe del IPCC, que ya hacía referencia a que casi la mitad de la humanidad (3.500 millones de personas) viven en zonas altamente vulnerables al cambio climático. De hecho, como reflejan los datos de la OMS, las muertes relacionadas con el calor entre las personas mayores de 65 años han aumentado un 70% en todo el mundo en dos décadas. En el caso concreto de España, hemos visto una incidencia preocupante de muertes por calor en los últimos veranos. En el mes de junio llegaron a morir139 personas debido al calor, en julio llegamos a las 679 muertes, y agosto, el mes más negro, supuso la muerte de hasta 2.843 personas. El pasado año las cifras fueron igualmente desmedidas, con un total de 4.653 muertes atribuibles al calor.
Desde la Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha pedido que la salud ocupe un lugar central en las negociaciones
Es por ello que la entidad sanitaria pide que esta COP28 sirva para poner en marcha un gran esfuerzo que limite el calentamiento global a 1,5 grados, lo que “evitaría un futuro mucho peor que el que vemos ahora”. Con los datos de fenómenos extremos (como sequías, inundaciones, olas de calor…) el Banco Mundial pronostica que, para el 2050, el cambio climático podría desplazar a unas 216 millones de personas. Pero el cambio climático no sólo trae este tipo de fenómenos, sino que también está provocando un aumento de algunas enfermedades infecciosas como el dengue y el cólera, dado el aumento de los vectores, “que ponen en peligro a millones de personas”, se alerta desde la OMS.
“Ahora es el momento de adoptar medidas decisivas y colaborativas para mitigar los impactos de la crisis climática en la salud y construir un futuro sostenible para todos”, han subrayado. Igualmente, y dado que este futuro que nos espera va a traer cambios y desafíos “sin precedentes” en los sistemas nacionales de salud, “es imperativo que fortalezcamos nuestros sistemas para que sean resilientes, bajos en carbono y sostenible”. Igualmente, se recalca que “existe una necesidad urgente de que los negociadores comprendan que el cambio climático es una amenaza directa a la salud global que ya no puede ignorarse ni restarse importancia”.
Algunas de las adaptaciones en los sistemas sanitarios que se proponen desde la organización tienen que ver con el control de vectores, es decir, de los mosquitos y otros agentes que pueden transmitir las enfermedades, la vigilancia epidemiológica y el acceso al agua potable y al saneamiento. Asimismo, se pone sobre la mesa la necesidad de capacitar a los profesionales sanitarios y reducir e incluso detener las emisiones. De hecho, según los datos aportados por la OMS, cada año se atribuyen 7 millones de muertes prematuras a la contaminación del aire. “Se necesitan medidas de mitigación urgentes, incluida la transición a fuentes de energía limpia, para proteger la salud humana y crear resultados sostenibles”.
“La comunidad de la salud exige una acción decisiva. Instamos a los negociadores a reconocer que la acción climática es una acción sanitaria”
En cuanto a estas emisiones, la propia organización de la salud admite que los sistemas sanitarios tienen una importante contribución a las emisiones. No en vano, el 4,4% de la huella global corresponde a este sector. Por ello, se pone de manifiesto la necesidad de encaminarnos hacia sistemas más ecológicos, con adaptaciones como la descarbonización, o la digitalización de la medicina. “Más de mil millones de personas en todo el mundo reciben servicios de atención sanitaria con electricidad poco fiable o sin electricidad. Para los países de bajos ingresos que carecen de acceso a la electricidad, la comunidad sanitaria exige una aceleración del acceso a la energía limpia”, destacan.
En cuanto a la financiación para llevar a cabo todas estas medidas desde la OMS se ha hecho hincapié en la necesidad de aumentar los recursos económicos. “Actualmente, el sector recibe apenas el 0,5% de la financiación climática mundial. Para afrontar eficazmente los numerosos desafíos que tenemos por delante, un aumento sustancial de los recursos no sólo está justificado sino que es esencial”. Este apoyo financiero podría ayudar a mejorar la innovación en el sector, que permitiese adaptar sus sistemas.
“La comunidad de la salud exige una acción decisiva. Instamos a los negociadores a reconocer que la acción climática es una acción sanitaria”. Además, “el legado de la COP 28 será un compromiso con un planeta más saludable, donde los argumentos sanitarios a favor de la acción climática no sólo se escuchen sino que conduzcan a resultados tangibles”, se ha concluido.