En la actualidad sobreviven más mujeres y sus hijos "que nunca antes", aunque "a pesar del progreso" una embarazada o recién nacido muere "en algún lugar del mundo cada once segundos", según las nuevas estimaciones de mortalidad materno infantil publicadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef.
El informe señala que "las muertes infantiles se redujeron en casi la mitad y las muertes maternas en más de un tercio desde 2000", principalmente debido a un "mejor acceso a los servicios de salud".
"En los países que brindan a todos servicios de salud seguros, asequibles y de alta calidad, las mujeres y los bebés sobreviven y prosperan. Ese es el poder de la cobertura universal", ha indicado Tedros Adhanom Ghebreyesus, director general de la OMS.
África subsahariana y Asia meridional representan alrededor del 80% de las muertes mundiales de madres e hijos
Sin embargo, las nuevas estimaciones muestran que 6,2 millones de niños menores de 15 años murieron en 2018, mientras que más de 290,000 mujeres murieron debido a complicaciones durante el embarazo y el parto en 2017.
Del total de muertes infantiles, 5,3 millones ocurrieron en los primeros cinco años, y casi la mitad en el primer mes de vida.
GRANDES DESIGUALDADES EN TODO EL MUNDO
Las estimaciones también muestran grandes desigualdades en todo el mundo, con mujeres y niños en África subsahariana que enfrentan un riesgo de muerte sustancialmente mayor que en todas las demás regiones.
Los niveles de muertes maternas son casi 50 veces más altos para las mujeres en África subsahariana y sus bebés tienen 10 veces más probabilidades de morir en su primer mes de vida, en comparación con los países de altos ingresos.
En 2018, 1 de cada 13 niños en África subsahariana murió antes de cumplir cinco años, esto es 15 veces más alto que el riesgo al que se enfrenta un niño en Europa, donde solo 1 de cada 196 niños de menos de 5 años muere.
Las mujeres en África subsahariana enfrentan un riesgo de muerte de 1 en 37 durante el embarazo o el parto. África subsahariana y Asia meridional representan alrededor del 80% de las muertes mundiales de madres e hijos. Los países en conflicto o crisis humanitaria a menudo tienen sistemas de salud débiles que impiden que las mujeres y los niños accedan a la atención esencial para salvar vidas.