Una de las posibles consecuencias de la pandemia provocada por el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 puede ser la aparición de grandes brotes de sarampión a lo largo del 2021. Esta es la advertencia que ha realizado, a través de un artículo publicado en The Lancet, Kim Mulholland, pediatra del Instituto de Investigación Infantil Murdorch de Melbourne y presidente del Grupo de Trabajo SAGE de la Organización Mundial de la Salud (OMS) centrado en la vacunación contra el sarampión y la rubeola.
La pandemia ha provocado la interrupción de múltiples programas de vacunación, especialmente en los países de bajos y medianos ingresos. A pesar de que el 2020 ha sido un año relativamente tranquilo en lo que al sarampión ser refiere como consecuencia de los confinamientos, cierres de fronteras y restricciones de movilidad, estas medidas no solo han afectado al seguimiento de las campañas de vacunación, sino que han situado a millones de niños en todo el mundo en delicadas tesituras económicas que pueden desembocar en desnutrición infantil. La malnutrición empeora la gravedad del sarampión lo que provoca un curso más grave de la enfermedad y un incremento de las tasas de mortalidad.
“Los niños que mueren por sarampión a menudo están desnutridos. La desnutrición, junto con la inmunosupresión asociada al sarampión, conduce a una mortalidad tardía mientras que la deficiencia de vitamina A puede conducir a ceguera asociada al sarampión”, asegura.
“Es posible que a lo largo de los próximos meses veamos un número creciente de niños no vacunados susceptibles al sarampión. Muchos viven en comunidades pobres y remotas donde los sistemas de salud son más débiles y la desnutrición y la deficiencia de vitamina A van en aumento”, alerta.
Mulholland señala además que la pandemia ha tenido un preocupante efecto en el control de las enfermedades prevenibles por vacunación. La OMS estima que, a finales de octubre, las campañas de vacunación retrasadas en 26 países han hecho que hasta 94 millones de niños pierdan las dosis programadas de la vacuna contra el sarampión.
La OMS estima que, a finales de octubre, las campañas de vacunación retrasadas en 26 países han hecho que hasta 94 millones de niños pierdan las dosis programadas de la vacuna contra el sarampión
“Todos estos factores crean el ambiente perfecto para el surgimiento de brotes severos en 2021, acompañados de un incremento de las tasas de mortalidad y graves consecuencias de la enfermedad muy comunes hace algunas décadas”.
En 2019, antes de la aparición de la pandemia, el mundo experimentó un importante atraso en relación al sarampión. Mayor que en los últimos 20 años. Los datos de la OMS indican que hubo 9,8 millones de casos de sarampión y más de 207.000 muertes por sarampión. Un 50% más que en 2016.
La mayoría de las muertes por sarampión se produjeron en África, muchas de ellas asociadas con grandes brotes en Madagascar y la República Democrática del Congo. El sarampión también resurgió en África del Sur.
“La vacunación inadecuada que dio lugar a los brotes de sarampión de 2019 aún no se ha abordado y la situación se ha visto agravada por las interrupciones de las campañas de vacunación durante la pandemia, por lo que los niños con alto riesgo de no ser inmunizados se agrupan en comunidades no alcanzadas”, alerta.
El artículo detalla una estrategia de acción inmediata centrada en tres pilares:
- Ayudar a los países a llegar a los niños no vacunados mediante campañas y actualización de las campañas de inmunización.
- Mejor preparación de los países antes posibles brotes. La OMS y sus socios han desarrollado un plan de respuesta estratégico para ayudar en la prevención, preparación y respuesta ante brotes de sarampión.
- Mantener los objetivos de erradicación del sarampión y la rubéola. El nuevo Marco Estratégico de la OMS para el sarampión y la rubéola 2021-2030 proporciona un plan para fortalecer la inmunización y la vigilancia de rutina.
“Sin esfuerzos concertados ahora, es posible que en los próximos años veamos un aumento de casos de sarampión y de sus complicaciones más graves que, con frecuencia, son fatales”, concluye.