El verano es la mejor época del año para muchos, pero también puede llegar a ser un gran quebradero de cabeza. Las altas temperaturas, los baños en la piscina, el mar, la arena, la humedad, las comidas abundantes y fuera de casa, son algunos de los factores que nos hacen vulnerables a los hongos, a las picaduras de insectos, a las intoxicaciones alimentarias o a las quemaduras solares, pero también a las enfermedades más típicas de la época estival: la otitis, cistitis, conjuntivitis, gastroenteritis... ¿Qué son y cómo evitarlas?
La cistitis se trata de una inflamación de la vejiga urinaria. Prevalece más en las mujeres que en los hombres y está provocada principalmente por llevar puesto mucho tiempo un bañador mojado y también por las bajas temperaturas del agua, por ello es importante cambiarse rapidamente después de un chapuzón. En el caso de contraer la infección, se debe acudir rapidamente al médico para obtener la preescripción de un antibiótico. Esta enfermedad provoca escozor, ganas de orinar y hasta fiebre en algunos casos.
La conjuntivitis es la inflamación de la cubierta delgada transparente de la parte blanca del ojo y del interior de los párpados (la conjuntiva). A pesar de ser transparente, contiene vasos sanguíneos que recubren la esclerótica (parte blanca) del ojo y cualquier agente que desencadena una inflamación causa la dilatación de los vasos sanguíneos de la conjuntiva, provocando unos ojos rojos e inyectados en sangre.
Suele aparecer especialmente en verano por causas diversas, principalmente por la exposición continua al sol, a los aires acondicionados, y sobre todo, por nadar bajo el agua de piscinas con cloro sin gafas de bucear. Muchas veces, la irritación desaparece sin necesidad de tratamiento, aunque se puede llegar a necesitar gotas o antobiótico si se complica.
Se recomienda tomar precauciones a la hora de bañarse en aguas contaminadas para evitar la cistitis, la otitis y la conjuntivitis
La otitis es otra inflamación, está vez del oído, muy común en estos meses veraniegos y se debe principalmente a una infección que produce dolor, fiebre y trastornos en la audición. Ésta es consecuencia de los baños en sitios que no son lo suficientemente higiénicos, como lo pueden ser las piscinas o los mares, que están repletos de bacterias.
Aunque no siempre se puede evitar este tipo de situaciones, los expertos recomiendan secarse los oídos con la toalla después de cada baño, sobre todo si es en aguas algo contaminadas.
Por otro lado, la gastroenteritis es más común en la época estival debido a las intoxicaciones alimentarias provocadas por comer mucho fuera de casa o por ingerir alimentos mal regriferados o en mal estado por una rotura de la cadena de frío. Sobre todo es importante evitar la ingesta de alimentos que puedan contener salsas en mal estado o productos lácteos mal conservados.
Los casos de faringitis y bronquitis se dan por los cambios bruscos de temperatura como consecuencia de los aires acondicionados. Muchas veces pasamos de 35 grados en la calle a 25 dentro de una oficina o un centro comercial. Éstas patologías provocan dificultades respiratorias y fiebres. Para evitarlas bastaría con protegerse la garganta en sitios con cambios bruscos de temperatura, evitar el tabaco y los sitios con humo...