La diabetes se erige como la patología crónica con mayor prevalencia en España. Nos encontramos ante una enfermedad que puede ser mortal en aquellos casos en los que se realiza un correcto control, como demuestra el hecho de que cada año fallecen en nuestro país alrededor de 25.000 personas debido a las complicaciones de la diabetes, de acuerdo con los datos ofrecidos por la Federación Española de Diabetes.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) informaba a finales de 2021 de que el número de personas con diabetes pasó de 108 millones en 1980 a 422 millones en 2014. La prevalencia de la enfermedad ha aumentado de forma más rápida en los últimos años en los países con medios y bajos ingresos que en aquellos con mayores ingresos.
Los datos hechos públicos por la agencia de salud de la ONU revelan que entre los años 2000 y 2016 la mortalidad prematura por diabetes se incrementó un 5% a nivel global. En 2019 se posicionó como la novena causa de muerte en todo el mundo con más de 1,5 millones de decesos provocados directamente por la enfermedad. La diabetes es una causa importante de ceguera, insuficiencia renal, infarto de miocardio, accidente cerebrovascular y amputación de los miembros inferiores.
Nos enfrentamos a una enfermedad en la que nuestros hábitos de vida desempeñan un papel fundamental. La alimentación saludable, la realización de ejercicio físico de forma regular, el mantenimiento de un peso corporal adecuado y evitar el consumo de tabaco previenen la diabetes o retrasan su aparición. Los expertos inciden en que es posible tratar la diabetes y evitar o retrasar sus consecuencias mediante la combinación de actividad física y buenos hábitos alimenticios, junto con la medicación y la realización de pruebas periódicas.
Los adultos con diabetes tienen un riesgo entre dos y tres veces mayor de sufrir un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular
Ante esta fotografía y con la diabetes convertida ya en un problema de salud pública a nivel global, la 75ª Asamblea Mundial de la Salud celebrada a finales del pasado mes de mayo dio los primeros pasos en su abordaje a nivel mundial. Por primera vez los delegados de la Asamblea han apoyado la creación de una serie de objetivos globales que permitan abordar la diabetes. Estos objetivos son parte de un nuevo conjunto integral de recomendaciones para fortalecer y monitorizar las respuestas de cada país frente a la diabetes.
Entre estas medidas destaca garantizar que para el año 2030, el 80% de las personas que viven con diabetes hayan sido diagnosticadas, que el 80% tenga un buen control de la glucemia y que el 80% de las personas con diabetes diagnosticada tengan un buen control de su presión arterial. También son importantes otros objetivos marcados como que el 60% de las personas con diabetes de 40 años o más reciben estatinas (medicamentos empleados para reducir el colesterol, y que el 100% de todas las personas con diabetes tipo 1 cuenten con acceso a insulina asequible y autocontrol de la glucosa en sangre.
Las neuropatías de origen diabético que afectan a los pies, combinadas con la reducción del flujo sanguíneo, elevan la probabilidad de sufrir úlceras e infecciones que, en última instancia, requieran la amputación de la extremidad
Unas metas que refuerzan la línea marcada a través del Pacto Mundial contra la Diabetes de la OMS, lanzado en la Cumbre Mundial sobre la Diabetes el 14 de abril de 2021. Este pacto tiene la visión de reducir el riesgo de diabetes y garantizar que todas las personas a las que se les diagnostica tengan acceso a un tratamiento y una atención equitativos, integrales, asequibles y de calidad.
EFECTOS PARA LA SALUD Y PREVENCIÓN
Tal y como hemos visto la diabetes puede dañar de múltiples formas nuestra salud. Con el tiempo, la diabetes puede dañar el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos o los riñones entre otros.
Los adultos con diabetes tienen un riesgo entre dos y tres veces mayor de sufrir un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular. Las neuropatías (lesiones del tejido nervioso) de origen diabético que afectan a los pies, combinadas con la reducción del flujo sanguíneo, elevan la probabilidad de sufrir úlceras e infecciones que, en última instancia, requieran la amputación de la extremidad.
La retinopatía diabética se erige como una importante causa de ceguera y se produce como consecuencia del daño que la enfermedad provoca en los capilares de la retina a lo largo del tiempo. Además, la diabetes, es una de las principales causas de insuficiencia renal.
Se ha demostrado que ciertas medidas simples y que están relacionadas con nuestros hábito de vista son eficaces para prevenir o retrasar la aparición de la diabetes tipo 2. Para ayudar a prevenir este tipo de diabetes y sus complicaciones, es conveniente:
- Conseguir un peso corporal saludable y mantenerse en él.
- Realizar al menos 30 minutos de ejercicio físico de intensidad moderada la mayoría de los días, aunque quizás se requiera más ejercicio para controlar el peso.
- Seguir un régimen alimentario saludable sin azúcar ni grasas saturadas.
- No consumir tabaco ya que este eleva el riesgo de sufrir diabetes y enfermedades cardiovasculares.