La obesidad es una de las enfermedades con mayor impacto social, sanitario y económico de España. Tanto es así que ya está definida como la pandemia del Siglo XXI. Nuestro país es el segundo de la Unión Europea, por detrás de Alemania, con el mayor porcentaje de personas con sobrepeso u obesidad, en torno al 50%. Además, la prevalencia de esta enfermedad está directamente relacionada con la edad, con un gran porcentaje de pacientes entre los 60 y los 70 años.
Pero a pesar de tener tanto alcance, los pacientes denuncian estar infravalorados. Para ellos, según el informe de la Alianza por la Obesidad (AO), esta enfermedad está infravalorada. No solo por la sociedad tanto por la sociedad como por el sistema sanitario, a pesar de su reconocimiento mundial como un grave problema de salud pública. Si analizamos los datos del informe elaborado por AO, vemos que únicamente el 42% de las personas con obesidad la consideran una enfermedad crónica, y un 53% la reconocen como tal.
Un 27% de los pacientes tienen una percepción errónea de su situación de peso, lo que lleva a una subestimación de la gravedad de su condición
Sin embargo, preocupa que, a pesar de la amplia evidencia científica que respalda la obesidad como una enfermedad crónica, muchos de los afectados tienden a subestimar su propio peso. El estudio confirma que un 27% de los pacientes tienen una percepción errónea de su situación de peso, lo que lleva a una subestimación de la gravedad de su condición y, en consecuencia, a un retraso significativo en la búsqueda de atención médica adecuada.
El retraso en la detección y manejo de la obesidad se ve agravado por desafíos en el proceso de diagnóstico. Según los datos del estudio, solo el 69% de los pacientes recibe un diagnóstico formal. Pero, es importante destacar que en el 37% de estos casos, el diagnóstico se obtiene de manera accidental durante el tratamiento de otras enfermedades, lo que significa que solo el 43% recibe un diagnóstico formal. Esta situación subraya el problema del infradiagnóstico en el sistema de salud, reflejando cifras similares a estudios previos que indican una variación en el diagnóstico entre el 40% y el 44%.
El 36% de los pacientes tiene dificultad para acceder a pruebas diagnósticas
Pero no todo acaba en el infradiagnóstico. También los pacientes con obesidad diagnosticada enfrentan diversas barreras en su atención. Un 84% de los pacientes señala la falta de información y comprensión por parte de los profesionales de la salud, y el 51% resalta la dificultad de encontrar un profesional con experiencia en el manejo de la obesidad. Esta falta de sensibilización y capacitación entre los profesionales médicos frecuentemente obliga a los pacientes a buscar múltiples consultas e incluso recurrir a servicios privados. Las dificultades para acceder a pruebas diagnósticas específicas son reportadas por el 36% de estas personas, quienes también cuestionan la idoneidad del uso exclusivo del IMC para determinar la presencia de obesidad y demandan una evaluación más completa.
El manejo de la obesidad, una enfermedad multifactorial con impactos significativos en la salud de los pacientes, requiere un enfoque multidisciplinar, integral y continuado. Sin embargo, el estudio revela deficiencias en la integridad, continuidad y coordinación de la atención actual. Solo un 67% de ellos reciben atención específica para la obesidad, y en promedio, se involucran entre dos y tres profesionales de la salud. Las especialidades más comunes en el manejo son endocrinología, atención primaria y nutrición, mientras que la psicología juega un papel secundario, dejando muchas necesidades críticas sin cubrir.
Para aquellos pacientes sin un diagnóstico formal de obesidad, la situación es aún más precaria, ya que tienden a recibir solo consejos fragmentados en lugar de una atención integral. La coordinación entre los profesionales de salud involucrados en el manejo de la obesidad es percibida negativamente por el 89% de los pacientes, lo que resulta en una comunicación ineficaz y el flujo deficiente del paciente a través del circuito asistencial. Esta falta de coordinación puede conducir a la recepción de información contradictoria, contribuyendo a una atención ineficaz y a una sensación de desorientación durante el tratamiento.
En términos de continuidad de la atención, se observa que el 74% de los pacientes en tratamiento médico cuentan con un profesional de referencia. No obstante, la frecuencia de las consultas varía según la naturaleza de la afección, el tratamiento recibido y la etapa del proceso terapéutico, oscilando entre consultas mensuales, trimestrales o más espaciadas. A pesar de esto, el 51% de los participantes en el estudio no disponen actualmente de profesionales de referencia, lo que puede aumentar el sentimiento de abandono y, en algunos casos, especialmente en las etapas finales del tratamiento, incrementar el riesgo de recaídas.