La frustración de no poder extraer leche: “La niña, muerta de hambre, adelgazaba y lloraba cada día”

En una sociedad en la que son altamente conocidos los beneficios de la lactancia materna, hay madres que no pueden dar leche, una situación que puede generar miedo, frustración y culpabilidad

Una madre intentando dar el pecho a su bebé (Foto. Freepik)
27 enero 2023 | 00:00 h

Cesárea, parto prematuro, pezones invertidos, mal agarre del pezón, estrés, distintas patologías como tiroides o diabetes… existen diferentes situaciones que pueden llegar a dificultar la lactancia materna, bien porque no se produzca suficiente leche (hipogalactia) o bien porque se tenga pero en distintas situaciones no se pueda extraer. Todo ello hace que las mujeres que no pueden amamantar a sus hijos de forma continuada o puntual sientan frustración, miedo, incertidumbre y culpabilidad.

La alimentación por leche materna es única y la más recomendable, como señala la Asociación Española de Pediatría (AEP) en su documento ‘Lactancia el mejor inicio para ambos’. Esta se adapta al desarrollo de los niños para resolver sus necesidades, protegerles de las infecciones, del síndrome de muerte súbita del lactante, y potencia el desarrollo dental, el intelectual. Es un alimento “vivo”, como señalan los expertos, algo que no pueden igualar las fórmulas artificiales. Además, recoge la AEP, la lactancia previene de hemorragias post parto, favorece la recuperación del peso anterior a la gestación, reduce el riesgo de cáncer de mama y de ovario y mejora el contenido en calcio de los huesos al llegar a la menopausia.

“Yo lo intentaba, estaba media hora con el sacaleches y solo sacaba 10ml, pese a lo mucho que tenía. Era un sufrimiento", cuenta Marta 

Ante su gran beneficio, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda un uso exclusivo durante los primeros seis meses de vida de los recién nacidos, y luego continuar con ella mientras se introducen alimentos complementarios hasta que el niño cumpla 12 meses de edad o más. El porcentaje de éxito de la lactancia es cada vez mayor, aunque el inicio no es fácil. “Los primeros días son difíciles y cruciales para establecer un adecuado volumen de lactancia. El enganche al pecho adecuado para muchos recién nacidos no es tan sencillo y se necesita mucho asesoramiento y apoyo”, advierte a Consalud.es la Dra. Nadia Raquel García Lara Médico, adjunta del Servicio de Neonatología y coordinadora del Banco Regional de Leche Materna Aladina-MGU del Hospital Universitario 12 de Octubre. “El inicio precoz y frecuente de la extracción de leche, idealmente manual en las primeras 24 horas y posteriormente continuar ya sea manual o con sacaleches, es fundamental”.

Marta, que es pediatra, no conseguía extraer leche con el sacaleches. “Yo lo intentaba, estaba media hora con él y solo sacaba 10ml, pese a lo mucho que tenía. Era un sufrimiento, mi marido me animaba para que la sacara y así poder salir 3 horas y que pudieran comer, pero era muy complicado”, cuenta. Había días que tenían que llevarle a los niños al trabajo porque tenía las mamas llenas, hasta que la producción se reguló a lo que se necesitaba. Con todo, gracias a las alternativas con las que contó, "tuve una lactancia larga y satisfactoria", recuerda.

“LO PASÉ MUY MAL”

Además de los problemas que algunas mujeres tienen con el sacaleches, un porcentaje, muy pequeño, de madres no han podido amamantar a sus bebés. Hace poco más de 26 años, Olga dio a luz a su primera hija, con cesárea, ya que la niña venía de nalgas. Fue todo bien, pero cuando pasó el tiempo se dio cuenta de que algo no iba bien. “Adelgazaba y lloraba muchísimo”, recuerda. Su madre había tenido los pezones invertidos y ella pensaba que le pasaba lo mismo. “Estuve una semana llevando un día sí y otro no a la niña a la pediatra para que la pesara, pero no había manera. No me había subido bien la leche”.

“Yo sabía que se moría de hambre. Le daba suero y lo tomaba como una loca”, recuerda Olga

Diferentes estudios recogidos en el documento ‘Lactancia Después de la Cesárea’ de la Dra. Ibone Olza Fernández, en ese momento psiquiatra infanto-juvenil del Hospital de Puerta de Hierro Majadahonda, señalan que se pueden producir dificultades para amamantar tras este tipo de parto. La Dra. Olza señala que la mayoría de las dificultades que se producían a principio de siglo era por “una serie de creencias erróneas y/o prácticas inadecuadas en el hospital que a menudo motivan que la lactancia termine antes de lo que la madre deseaba”.

Esto tiene un impacto directo en las mujeres. “Aquellas mujeres que realmente desean lactar a sus hijos y no lo consiguen o tienen muchas dificultades muestran sentimientos de culpabilidad, frustración, sensación de no servir como madre...”, indica la Dra. García Lara. Otras, sufren tal preocupación por sus hijos que deciden dejar de intentarlo. Según diferentes estudios, las madres que dan a luz por cesárea tienen tres veces más riesgo de abandonar la lactancia en el primer mes, tras estas semanas el porcentaje se iguala a los partos vaginales.

Olga desistió tras unas semanas de frustración mientras veía el sufrimiento de su hija. Los pediatras insistían esperando a que subiera. “Yo sabía que se moría de hambre. Le daba suero y lo tomaba como una loca”. Lo pasó “muy mal”, hasta que finalmente empezaron a alimentarla con leche en polvo. “Casi tenía un mes y empezó a recuperar el peso a una velocidad asombrosa”. “Cuando nació mi segunda hija, también por cesárea, no quise volver a pasar por lo mismo y cortamos la subida. Lo tuve claro, mi hija se alimentó de leche en polvo”, concluye Olga.

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