Este año la hepatitis ha sido una enfermedad que ha colmado varias portadas debido a la aparición de un aumento de casos de origen desconocido que se ha llevado la vida de 22 niños y 46 han necesitado trasplante desde abril, según el último documento de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Se sigue estudiando la causa, todo parece indicar que el origen es algún tipo de infección por adenovirus y adenoasociado, pero la etiología sigue sin estar clara.
Con todo, aunque estos casos siguen preocupando, también preocupan las hepatitis de las que sí se conoce su origen vírico (A, B, C, D y E). Durante la pandemia la detección de los casos de hepatitis vírica cayó. El confinamiento, el colapso de la sanidad y los recursos centrados en la Covid-19 llevó a una reducción de los diagnósticos, aumento de las oportunidades perdidas y menor control de la población vulnerable en todo el mundo. Y, como explicaba hace un año la Dra. Julia de Amo, responsable del 'Plan Nacional de Hepatitis' "después de las crisis sanitarias, políticas y sociales se produce un aumento de las enfermedades ITS, VIH y Hepatitis C”.
Los últimos datos de 2020 recogidos por la OMS mostraron una prevalencia del antígeno del virus B del 0.94% en menores de 5 años, con 20 casos nuevos por cada 100.000 de virus de la hepatitis B (VHB) y de la C (VHC). Según recoge la Asociación Española de Pediatría (AEP), se estima que en le mundo hay más de 4,7 millones de menores de 5 años con una infección crónica por VHB y unos 3,26 millones de niños y adolescentes infectados por el virus C.
Los hepatólogos como el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP), destacan la importancia de la cobertura universal de vacunación neonatal de la hepatitis B, así como el cribado en la mujer embarazada
Estas dos hepatitis son las mayores amenazas para la salud pública para la que ya existe una vacuna y un tratamiento. La hepatitis C cuenta con un tratamiento antiviral que tiene una efectividad superior al 95% y ya está disponible a partir de los tres años de edad. La B cuenta con tratamientos que disminuyen la evolución a cirrosis y carcinoma hepatocelular. En este caso no cura y se administra de forma crónica, pero sí cuenta con vacuna para impedir la infección.
Teniendo en cuenta que la vía de transmisión o contagio de la hepatitis B en la edad pediátrica es la vertical (materno/infantil), tanto los hepatólogos como el Comité Asesor de Vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP), destacan la importancia de la cobertura universal de vacunación neonatal de la hepatitis B, así como el cribado en la mujer embarazada, señalando que entre el 80% y el 90% de las hepatitis B y C de todo el mundo están sin diagnosticar.
“Así, los objetivos para 2030 a nivel mundial son, principalmente, que la prevalencia de antígeno de superficie para VHB en menores de 5 años sea del 0.1% y reducir los nuevos casos a 2 y 5 por 100.000 habitantes para la hepatitis B y C respectivamente. También se persigue subir la cobertura vacunal del recién nacido del 50% actual al 90% en 2030 y un porcentaje de reducción media del precio de los medicamentos del 20% actual al 50%”, explica el hepatólogo pediátrico, el Dr. González de Caldas.